Francia y otras fuerzas occidentales se retiran de Malí, por Lázaro Bustince

7/12/2022 | Bitácora africana

terrorismo_atentado_bomba_cc0-3.jpgFrancia, la antigua potencia colonial en Malí y la mayor parte de la región del Sahel, retiró todas sus fuerzas, de sus 5.100 fuerzas de combate de Malí en agosto 2022. La situación se denominó rápidamente el «Afganistán de África«, lo que implica que ahora es completamente vulnerable a la toma del poder por parte de los grupos yihadistas que han estado librando una guerra sangrienta en la región.

La presencia militar de Francia, después de 10 años, se ha vuelto insostenible por la actual junta militar que gobierna Malí, así como por la población local. Los informes indican que los franceses apenas habían completado su salida cuando los mercenarios rusos, que se cree que son del notorio Grupo Wagner, comenzaron a moverse.

Pero la salida de las fuerzas francesas no ha calmado la situación política en una región que ahora se ha convertido en sinónimo de golpes de Estado.

La ONU ha afirmado que el ejército ejecuta sumariamente a civiles mientras continúan la batalla contra varios grupos vinculados a organizaciones terroristas como al-Qaeda y el Estado Islámico.

El gobierno del país, dominado por los militares, rompió con Francia, su socio tradicional y, a su vez, forjó estrechos vínculos con Rusia en su batalla contra los yihadistas.

A pesar de una presencia militar francesa continua desde 2013, el conflicto se ha extendido desde Malí a Níger y Burkina Faso. Mientras tanto, los ejércitos regionales no parecen estar mejor preparados para contrarrestar eficazmente la amenaza yihadista. De hecho, los niveles de violencia en los tres países han aumentado cada año desde 2017, alcanzando más de 2.500 incidentes en 2021 y casi 6.000 muertes.

La misma situación se aplica a la República Centroafricana (RCA), donde los diplomáticos rusos y las tropas de la Fuerza Wagner de Moscú están haciendo grandes esfuerzos para expulsar a la Fuerza de Mantenimiento de la Paz de la ONU, MINUSCA.

En la guerra en el Sahel mismo, las condiciones se han deteriorado notablemente. Francia ha entregado varias ciudades y puntos fuertes del norte al Ejército de Malí, incluidos Tombuctú, Kidal, Tessalit y otros.

Los yihadistas, bien entrenados y armados y mucho más centrados que el ejército nacional del país, son más activos hoy que nunca. Ayuda a su causa que se hayan restablecido los antiguos canales de suministro para traer armas y suministros a través del Sahara desde Argelia, Libia y Arabia Saudita.

Entre los graves retos de Malí está también la corrupción. Decenas de altos mandos están construyendo villas de lujo de dos plantas en la guarnición de la gran ciudad de Kati, que se encuentra a unos 15 km. al sur de Bamako y donde el acceso para los medios de comunicación está controlado. Los detalles del presupuesto de defensa de Malí son secretos y cualquiera que sugiera corrupción en las fuerzas armadas es encarcelado.

Malí es el tercer o cuarto mayor productor de oro del continente africano y, claramente, sus gobernantes actuales quieren una parte de la riqueza.

Debido a que los rebeldes ahora usan un número cada vez mayor de minas terrestres, las rutas sospechosas y sus alrededores se barren rutinariamente en estos días en busca de minas. La mayoría proviene de China. Los rebeldes también se han acostumbrado a usar drones (chinos nuevamente). Un especialista en electrónica de la ONU reveló que un patrón que parece haber surgido es que, si se detecta un dron yihadista sobre un campamento o aldea del ejército, un ataque podría ser inminente: al enemigo le gusta explorar primero.

Las Fuerzas Especiales (Takuba) han adoptado muchas de las tácticas yihadistas empleadas en esta guerra que se extiende hasta el Sahara, como es el uso de las motocicletas. Este Escuadrón de Fuerzas Especiales cuenta con unos 800 combatientes activos.

Rusia y China son ahora los poderes más involucrados en esta región, para sus negocios, y por tanto tampoco están aportando una mayor estabilidad y nuevas oportunidades.

Finalmente, el progreso sostenible y la paz duradera solo llegarán con el compromiso conjunto de los países de la región occidental de África.

Lázaro Bustince

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Bustince Sola, Lázaro

    Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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