Feminismo negro en Portugal: necesitamos contarnos a nosotras mismas, por Afribuku

8/03/2019 | Bitácora africana

Autora: Cristina Roldão *

virginia_quaresma.jpg El movimiento feminista negro portugués en la actualidad se ha construido gracias al movimiento de las mujeres negras de la década de los 90, pero también de aquellas que, a lo largo de los siglos, contribuyeron a la construcción de este rectángulo. Este artículo trata de tejer la genealogía del movimiento negro en Portugal, con una clara declaración de intenciones: es necesario que las mujeres negras portuguesas cuenten su Historia, sus historias.

A sabiendas de que cualquier identificación visibiliza al mismo tiempo que invisibiliza, es necesario señalar que en la última década, pero especialmente en los últimos cinco años, hemos asistido al surgimiento de varios colectivos de feministas negras, como Queering Style (2015), el Coletivo Zanele Muholi de Lesbianas y Bissexuales Negras (2016), que integran en la agenda del feminismo negro las temáticas LGBT. En Portugal, la FEMAFRO (Asociación de Mujeres Negras, Africanas y Afrodescendientes, 2016) y el INMUNE (Instituto de la Mujer Negra, 2018) son dos asociaciones que han roto el silencio mediático sobre la mujer negra y han conquistado espacios en el centro de la “ciudad”. Pero también existen grupos más informales como el de las Crespas e Cacheadas (2013), We Love Carapinha (2015), Nêga Filmes (2015), Roda das Pretas (2016) y el Chá das Pretas (2017) y de todo un conjunto de asociaciones lideradas por mujeres negras, como es el caso de Afrolis, Associação Cultural (2014), DJASS — Associação de Afrodescendentes (2016), o GTOLX (Grupo de Teatro do Oprimido de Lisboa2002), el grupo de teatro Peles Negras Máscaras Negras con la obra “Maria 28” (2016).

Una de las referencias más antiguas de la nueva generación del feminismo negro portugués es el fanzine Cadernos de Consciência e Resistência Negra, que llegó a los 10 números (2007 y 2011), coordinado por Eduina Vaz y Sónia Vaz Borgesy que contó con la colaboración de varias mujeres negras. El feminismo negro fue en ocasiones objeto de discusión, sobre todo en el quinto número titulado Mulheres Negras Falam (2008) y en el texto Do Blues ao Soul Music. Resistência Negra Feminina através da Música que aparece en el sexto número del fanzine.

Sónia Vaz Borges, autora de Na Po Di Spéra — Percursos nos Bairros da Estrada Militar, de Santa Filomena y de Encosta Nascente (2014), salió del país en 2012 y actualmente está realizando su posdoctorado en la City University of New York, en el Center for Place, Culture and Politics e investiga sobre las luchas de liberación africanas. No existe mucho espacio en Portugal para que una mujer aborde académicamente y de forma crítica las cuestiones coloniales.

Esa misma fue la misma razón de la partida de otra importante artista y académica negra portuguesa: Grada Kilomba. La autora de Plantation Memories: Episodes of Everyday Racism (2008), formada en Psicología, llegó a realizar en Portugal proyectos de terapia a través del arte, dentro de una perspectiva fanoniana. Sin embargo, en 2004 se acabó afincando en Alemania y hoy su trabajo es reconocido internacionalmente en el campo del racismo y de la colonialidad.

Esta generación de activistas e intelectuales negras nacidas en Portugal o que crecieron en este país durante buena parte de su vida formulan cuestiones relativas a las raíces y a la resistencia culturales, a la memoria de la resistencia negra y de las mujeres negras, cuestiones que son un continuum de las surgidas en la generación que las antecedió. Pero hay que proponer nuevas cuestiones en la agenda del movimiento negro femenino: la identidad y su lugar en el seno de la nación portuguesa; el cuerpo, la estética y las representaciones como locus de dominación y resistencia de la mujer negra; la identidad de género y la orienciación sexual; la falta de representatividad y bloqueo de la movilidad social; la segregación territorial, el racismo y la violencia de las instituciones del Estado.

Muchas de las mujeres negras han tenido un papel significativo en varios campos de la sociedad portuguesa, ya sea en el espacio académico (Inocência Mata, Iolanda Évora, Joacine Katar Moreira y Sheila Khan) periodístico (Carla Adão e Conceição Queiroz), político (Helena Lopes da Silva, que falleció recientemente, Celeste Correia, Floresbela Pinto, Francisca Van Dunem o Romualda Fernandes), deportivo (Naide Gomes, Patrícia Mamona, entre otras), o en la moda (el caso de Naara Saturnino da Silva, Romana Mussagy y Rosalyn Silva). En el campo de las artes, surgen programadoras culturales (como Paula Nascimento), escritoras y poetisas negras (como Bernardete Pinheiro, Djamilia Pereira de Almeida, Gisela Casimiro, Luzia Gomes Ferreira, Raquel Lima, Telma Von Escórcio, Yara Monteiro), directoras de cine como Lolo Arziki y Pocas Pascoal, actrices, como Ana Sofia Martins, Claúdia Semedo, Isabél Zuaa, Patrícia Bull, Zia Soares, y en la música (como Blaya, Lura, Nancy Vieira, Romi Anauel, Sara Tavares, Selma Uamusse, pero también en el hip-hop, como es el caso de Mynda Guevara y de los proyectos Hip Hop de Baton, Djamal y Divine).

Pero, retrocediendo en el tiempo, ¿quiénes fueron nuestras Sojourner Truth, Dandara dos Palmares y otras tantas mujeres negras esclavizadas y libres que lograron resistir? ¿Quiénes eran las mujeres negras que trabajaban vendiendo mejillones, altramuces, alubias, pero también como basureras, que llegaron a ser consideradas figuras típicas de Lisboa? La población esclavizada llegó a representar un 10% de la población de la ciudad y llegó a existir un barrio habitado mayoritariamente por negros, conocido como Mocambo. ¿Quiénes eras las mujeres negras vendedoras de trigo, arroz, chícharos cocidos en las escaleras del hospital del Rossio que, en 1707, presentaron al rey una petición en la cual denunciaban las persecuciones y malos tratos por parte de las autoridades del barrio y que reivindicaban el reconocimiento de su derecho en ese lugar de trabajo como costumbre, pues “desde que el mundo era mundo”, tanto ellas como sus ancestros lo hacían? ¿Pero quiénes eran también las mujeres de la diáspora africana que integraban (la mayoría de las veces, sin poder ser miembros formales) las numerosas cofradías de hombres negros de este país entre la segunda mitad del siglo XV y el siglo XIX?

En la Lisboa del siglo XIX también encontraríamos miembros de la corte efectiva del Reino del Congo en Angola que migraban temporalmente hacia Portugal, muchas veces para estudiar. En 1882, fue coronada Maria Amália I, como Reina del Congo, en la Travessa de Outeiro en Lapa (cerca del Jardim da Estrela). Acabaría renunciando al trono, casándose con un campesino pudiente que se había ido a Évora. Vivió hasta los 82 años y fue sepultada en el cementerio de la aldea de San Gregório (distrito de Arraiolos). Esas cofradías estaban lideradas por hombres negros libertos y por hombres blancos y tenían como objetivo proteger a sus miembros (compra de la emancipación, apoyo financiero, denuncia de abusos y reivindicar los intereses de la comunidad negra, etc.), pero también promocionar la espiritualidad, convivir y resistir culturalmente.

En el ámbito del ocio y la cultura, la apertura hacia las mujeres negras y hacia la población esclavizada era mayor. Existía la costumbre de elegir a “reyes y reinas” que llegaron a llamarse, a semejanza de lo que se hacía en las cofradías de Brasil, reyes del Congo, responsables de la captación de fotos y de la preparación de las festividades. Hay referencias sobre las mujeres negras, como el caso de una mujer negra mestiza, sardinera, elegida como reina en una de las cofradías negras de Lisboa, sobre la cual existe un registro de 1597, pero sin que se cite el nombre. En Elvas, en 1657, Isabel de Matos (descrita como “moza deslustrada y soltera”) es admitida como reina en la hermandad negra de este territorio, y en 1659, una mujer llamada Felónia es elegida reina de la hermandad, junto al respectivo rey y los restantes miembros de la corte. En 1863, Sebastiana Júlia, mujer negra con el título de princesa del Reino del Congo, presidió una obra teatral en Lisboa, organizada por la cofradía del monasterio de Santa Joana, evento que fue noticiado en el Jornal do Comércio de enero ese mismo año.

A finales del siglo XIX, una vez abolida la esclavitud, en Lisboa coexistieron mujeres negras de diferentes orígenes sociales e históricos. Por un lado, mujeres que fueron esclavizadas en algún período de su vida – acordémonos de que en 1939 muere, con 120 años, la última de esas mujeres en la capital lusa – y descendientes de esas mujeres. Este sería un segmento de la población más empobrecida, en su mayoría nacida en Portugal, probablemente varias generaciones atrás y que a buen seguro estuvo marcada por un fuerte mestizaje.

Por otro lado, hubo mujeres que pertenecían a la aristocracia africana o que provenían de familias negras y mestizas que constituían la élite intermedia colonial (en campos como la administración, el comercio, la industria, el ejército, el clero o profesionales liberales), nacidas muchas veces en los territorios coloniales o en Portugal, siendo la primera generación en hacerlo.

Durante la Primera República, que representa una fase de intensificación de la dominación colonial, pero también de mayor libertad de expresión y organización colectiva en la metrópolis, florecieron en Lisboa asociaciones y periódicos que podemos considerar el origen del movimiento negro portugués. El periódico O Negro — Orgão dos Estudantes Africanos es la referencia más antigua (1911), seguido por la Junta da Defesa dos Direitos D’Africa (1912), pero será en organizaciones posteriores, por ejemplo en el Partido Nacional Africano (fundado en 1921) y no, por ejemplo en la Liga Africana (1920), cuando la presencia de las mujeres negras y organizaciones lideradas por ellas -la Liga das Mulheres Africanas e o Grémio “Ké-Aflikana” dos Africanos — tendrán mayor visibilidad.

Georgina Ribas, en calidad de Secretaria del Consejo, y Maria Dias d’Alva Teixeira, como Vicepresidente de la Liga das Mulheres Africanas, así como Maria Nazareth Ascenso, entonces Secretaria de la Assistência do Partido Nacional Africano, además de su trabajo en el partido, constituyen el liderazgo del Gremio “Ké-Aflikana” de los Africanos. Otras mujeres negras sobre las cuales es posible encontrar referencias en los periódicos de la época son Helena Maria de Lima (África, 11/11/1931, pp.1), secretaria de la dirección del Movimento Nacionalista Africano (fundado en 1931), y Úrsula Cardoso, que será una das redactoras principales del periódico Tribuna de África, dirigido por Mário Domingues (1931-1932).

El Estado Novo representa un periodo de invisibilidad casi total de la diáspora negra en Portugal. La última referencia que encontramos data de 1931, en un número de la revista ABC (nº551). Ahí surge un artículo con el siguiente título: O triunfo da raça negra — Como vivem os pretos de Lisboa? (El triunfo de la raza negra – ¿Cómo viven los negros de Lisboa?) en el que la población negra de la ciudad de Lisboa se estima a unas cinco mil personas. También se hace referencia a algunas personalidades negras de la ciudad de Lisboa (como el periodista Mário Domingues y el abogado Honório da Costa) así como fotografías de mujeres negras “anónimas”, con una descripción de la respectiva profesión. ¿Qué fueron la Liga de las Mulheres Africanas y el Grémio “Ké-Aflikana” dos Africanos? ¿Quiénes fueron estas mujeres? ¿Qué relación mantenían con otros movimientos políticos de la ciudad de Lisboa? ¿Se cruzarían con Andressa Nascimento Pina aka Fernanda do Vale (¿1859?-1927), mujer negra que fue una personalidad destacada de la vida cultural y recreativa de los salones de la ciudad de Lisboa? ¿Y Virginia Quaresma (1882-1973), negra y lesbiana, primera periodista portuguesa e importante activista del movimiento feminista portugués?

A partir de la última fase del Estado Novo volvemos a encontrar información sobre mujeres negras en Lisboa. Sabemos que en la casa de Andreza Espírito Santo, casa de nativistas de São Tomé, se fundó el Centro de Estudos Africanos (1951-1953), a semejanza de lo que ocurrirá en el salón de las hermanas negras Jeanne e Paullete Nardal, una de las cunas del movimiento de la Negritud. Ese será un espacio privilegiado para el encuentro, para la creación peor también para el liderazgo de mujeres negras como Alda do Esoírito Santo o Noémia de Sousa, a las cuales se arrimaron intelectuales y futuros líderes de los movimientos de liberación como Amílcar Cabral, Agostinho Neto o Mário Pinto de Andrade. Ambas y otras poetisas y escritoras negras publicarán textos en antologías de poesía negra y en la revista Mensagemde la Casa dos Estudantes do Império (1944-1965) en Lisboa.

La Lisboa que se había blanqueado en el fenotipo a partir de finales del siglo XIX y que había barrido de su memoria sus orígenes negros, sobre todo con el surgimiento del Estado Novo, se tendrá que reconocer a partir de la post-independencia como un lugar y un germen de la población negra. Sobre todo en la década de los 90 emergerán numerosas asociaciones de inmigrantes africanos lideradas por mujeres negras. Se centrarán principalmente en cuestiones relacionadas con la vivienda, la regularización y el derecho a la ciudadanía, el acceso a estructuras de apoyo a la infancia y de la promoción del desarrollo (acceso a la educación, salud, seguridad socia, etc.) de los territorios donde viven, pero también resistencia cultural. Destacamos a Luzia Moniz de la PADEMA (Plataforma para o Desenvolvimento da Mulher Africana), Iolanda Veiga de la Associação de Mulheres Caboverdianas na Diáspora, Solange Salvaterra Pinto de la Associação Mén Non-Associação das Mulheres de São Tomé y Príncipe, Olga Santos de la asociación Moçambique Sempre; Alcestina Tolentino de la Associação Caboverdiana, fallecida en 2009, Carla Marie Jean del Centro Cultural Africano.

El liderazgo femenino negro es también una realidad de los movimiento por el derecho a la vivienda en Lisboa, como es el caso de Ricardina Cuthbert de la Associação Torre Amiga, Dirce Noronha de la Associação de Desenvolvimento Social do Vale do Chicharos (A.D.S.V.C.) y de Cátia Veiga, una de las voces más activas en la lucha por el acceso a la vivienda del Bairro 6 de Maio.
No podemos dejar de destacar a los grupos del batuque de mujeres negras de Cabo Verde como Finka-Pé (Cova da Moura), Netas de Nha Bibinha Cabral (Bairro 6 de Maio/Estrela d’África), Fidjos di Tera (Porto), Voz de África (Bairro das Marianas), Flôr da Vida (Casal da Bôba) y tantos otros grupos más o menos formalizados.
El movimiento feminista negro en la actualidad se construyó gracias al movimiento de las mujeres negras de la década de los 90, pero también de aquellas que a lo largo de los siglos han contribuido a la construcción de este rectángulo. En ese proceso a través de los siglos, falta tejer la genealogía del movimiento negro en Portugal y las articulaciones con otros movimientos, contar la historia de las mujeres negras portuguesas como sujetos políticos y de conocimiento, aquello que, en el fondo, bell hooks hace sobre la realidad de los Estados Unidos en ¿Acaso soy una mujer? Y que ha sido una de las llaves maestras del feminismo negro casi en todo el mundo. Es necesario que nos contemos a nosotras mismas.
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*Cristina Roldão es doctorada en sociología, investigadora en el CIES-IUL y profesora en la ESE-IPS de Lisboa. Su principal campo de investigación son las desigualdades sociales en la escuela, con un enfoque particular en los procesos de exclusión y racismo institucional que afectan a los afrodescendientes en la sociedad portuguesa. Ha participado activamente en el debate académico y público sobre el racismo en Portugal, así como en el recogimiento de datos étnico-raciales y las políticas de acción afirmativa.

Artículo publicado originalmente en el periódico portugués Público el 18 de enero de 2019. Este artículo ha sido reproducido con permiso del portal BUALA, en el que había sido reproducido asimismo.

Traducción del portugués al español: Alejandro de los Santos.

Fuente: Afribuku

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