Fela Kuti & nigerianos & expatriados: una relación de amor / odio, por José Julio Martín-Sacristán

13/11/2012 | Bitácora africana

El legendario cantante de Afrobeat de Nigeria Fela Kuti Anikulapo, o simplemente ‘Fela’, murió el 2 de agosto de 1997. Aún 15 años después de su muerte, sigue estando muy vivo: resulta difícil para aquellos que le conocimos permanecer indiferentes a su música, filosofía y forma de vida, que nos mueven entre el amor y el odio, sin acabar de situarnos en cualquiera de estos extremos.

Sus canciones, de más de 10 minutos de duración, mezclan jazz, pop y música tradicional yoruba. Las letras, cargadas de política y sexo, son críticas contra el imperialismo cultural europeo; las sucesivas dictaduras de Nigeria; la servidumbre ética musulmana y cristiana; el deseo de las mujeres por la igualdad de género; y hasta contra el sexo seguro. Su forma de vida resultaba todo un escándalo en su autoproclamada República Kalakuta, donde sus más de 20 esposas e incontables invitados disfrutaron de días de amor libre, marihuana y discusiones filosóficas.

En un país tan religioso como Nigeria, tienden a evitarse expresiones irreligiosas, sobre todo cuando se dirigen contra las principales creencias monoteístas del país: el cristianismo y el islam. Por eso a Fela se le mantuvo a distancia, pero no a demasiada: los nigerianos estaban sedientos de libertad política y justicia, y se sentían atraídos por la firmeza con la que el cantante criticaba las dictaduras y la corrupción de alto nivel. Fela era la voz de los pobres, los desempleados y los perseguidos políticos en un país pobre, aunque rico en petróleo.

La paradoja está servida en cuanto se refiere a Fela. Así, criticaba el sexo seguro calificándolo de “no natural” e incluso negaba la existencia del sida mientras se estaba muriendo de las muchas complicaciones de esta terrible enfermedad. Además, sorprendía que dedicara canciones a las mujeres del mercado al tiempo que presumía de misoginía al reírse de cualquier manifestación femenina solicitando la igualdad de género.

Y las paradojas no acaban en él, sino que también se manifiestan en la actitud del estado que intentó controlarle. Sus manifestaciones y el uso de drogas provocaron no pocas inspecciones en su “república”, lo que en ocasiones conllevaba palizas a quienes allí se encontraban, incluso su propia madre anciana. Pues bien ahora el Gobierno estatal de Lagos ha concedido 250.000 dólares para remodelar su casa y convertirla en un museo…

Ambivalencia es la palabra que definía entonces y sigue definiendo ahora la actitud de los nigerianos ante Fela. De la misma manera, los extranjeros se muestran ambivalentes ante la situación de Nigeria. Tan terrible es odiar todo (cayendo en el racismo) como en el amor completo (una peligrosa ingenuidad que no es sino otra forma de racismo). Resulta muy saludable tomar conciencia de esta ambivalencia, reconocer qué es lo que más nos atormenta y permitir que se nos desafíe. Nos dolerá menos y creceremos en el intento. Sin duda, es difícil, pero todos podemos aprender a hacerlo.

Original en : África Factor Humano

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