La Unión Europea ha gastado en 2024 más de 8 billones de euros en los países del norte de África para detener la inmigración procedente de África occidental, y más en concreto de Marruecos, Senegal, Gambia, Mauritania, Costa de Marfil y Nigeria, según informa el medio África Confidencial.
Una de las causas de estas migraciones es la persecución y violencia de los grupos yihadistas, que se ha multiplicado desde 2020, por toda la geografía africana. Naturalmente, existen otras muchas causas para la migración, sobre todo de jóvenes africanos cada día mejor formados, como: la falta de trabajo y oportunidades, guerras, corrupción de gobernantes, abuso de poder, el deseo de ayudar a su familia, etc.
La UE, no consigue un acuerdo razonable, justo y solidario sobre la inmigración que sigue y seguirá creciendo en el futuro, sobre todo a medida que se envejece la población en el hemisferio norte.
Por ahora, la UE solo llega a “levantar barreras” en los países africanos para dificultar el paso de los migrantes. Se gasta billones en medidas policiales y militares que no solamente no solucionan el problema, sino que son injustas e ineficaces.
Otra medida, miope, injusta e inhumana, es la decisión de enviar migrantes que han llegado a un país europeo y exportarlos a otros países africanos o asiáticos, como si fueran “mercancías”, a cambio de pagos. Esta práctica de la UE delata una falta de valores humanos, que tanto defendemos de palabra.
La calidad humana de nuestra democracia europea también se va erosionando y debilitando rápidamente, y necesita una urgente regeneración a tres niveles:
- – Educación integral, de ciencia y de valores humanos, a todos los niveles,
- – Investigación e inversión en los métodos más apropiados para dicha regeneración, en teoría y en compromisos concretos.
- – Sensibilización de la sociedad sobre la urgencia y beneficios de esta regeneración ética, a través del compromiso conjunto por la justicia social.
Este proyecto educativo y regenerador es urgente no solamente en la UE, o en África, sino en todos los países del planeta.
Semejante proceso de regeneración no se iniciarán nunca por los de arriba, en el poder, sino por los centros educativos, los educadores, las familias y grupos sociales de jóvenes, trabajadores y mujeres, que son los que realmente quieren y pueden implementar dicha regeneración humana y social.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM

