La bandera verde, azul y roja del pueblo Sidama ondea desafiante sobre los edificios del gobierno en una ciudad del sur de Etiopía donde los líderes están a punto de declarar una región independiente. Los Sidama dicen que planean declarar unilateralmente su propio estado federal esta semana, una medida que, según los analistas, podría inflamar la crisis política de Etiopía y derivar en un derramamiento de sangre.
En Hawassa, la supuesta capital del estado propuesto, los motociclistas acompañaron con sus cláxones a los jóvenes que corrían por las calles ondeando banderas y cantando en anticipación al anuncio.
Este temido enfrentamiento aborda el tema de la autonomía, la base de un sistema federal diseñado para proporcionar un autogobierno étnico generalizado en un país enormemente diverso. En la actualidad, Etiopía está dividida en nueve regiones semiautónomas. La Constitución exige que el gobierno organice un referéndum para cualquier grupo étnico que desee formar una nueva entidad.
Los Sidama llevan años presionando y movilizándose para abandonar la región de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur de la que forman parte y crear su propio estado. El sueño cobró un nuevo impulso después de que el Primer Ministro Abiy Ahmed llegara al poder el año pasado prometiendo reformas de gran alcance.
Sin embargo, su gobierno ha dudado a la hora de responder a la petición de un referéndum. Según la constitución, la votación debe celebrarse dentro de un año, un plazo que expira el jueves. «Si el gobierno no regresa con una decisión el jueves, haremos cumplir la ley yendo a las autoridades zonales», dijo a AFP Dukale Lamiso, presidente del opositor Movimiento de Liberación de Sidama.
Abiy advirtió a los legisladores a principios de este mes que una declaración unilateral podría obligar al gobierno central a intervenir. El Grupo Internacional de Crisis (ICG) ha señalado que el gobierno federal no tiene «ninguna buena opción”. Impedir la formación de un Estado podría desencadenar la violencia, pero su concesión podría desencadenar disturbios entre las minorías de la región. Estas tensiones ya desembocaron en la violencia entre los grupos étnicos Sidama y Wolayta en junio de 2018.
Algunos activistas de Sidama se están volviendo cada vez más desafiantes a medida que se acerca la fecha límite. «Hoy en día todo el mundo defiende esta causa y no creo que nadie pueda meterse con nosotros», afirmó Tessema Elias, profesor de derecho en la Universidad de Hawassa. Si las fuerzas de seguridad obstaculizan la creación del nuevo estado, la población está dispuesta a contraatacar, agregó.
El conflicto de Sidama es el último dolor de cabeza que enfrenta Abiy, quien asumió el cargo en abril de 2018, tras años de protestas contra el gobierno, y se ganó los primeros elogios por la liberación de los presos políticos y el levantamiento de la prohibición de los partidos.
Sin embargo, la flexibilización del férreo gobierno que caracterizaba al EPRDF ha desencadenado nuevas quejas en un país de más de 80 grupos étnicos, derivando en violencia entre comunidades y el desplazamiento de más de dos millones de personas. El mes pasado, Abiy se enfrentó a su mayor desafío hasta la fecha cuando unos sicarios asesinaron a cinco funcionarios del gobierno, incluido el jefe del ejército, en lo que se describió como un intento de golpe de estado en el estado de Amhara.
«El movimiento de los Sidama está comprometido a autodeclararse el 18 de julio. Es probable que las autoridades lo rechacen por inconstitucional, pero eso podría dar lugar a protestas que podrían desencadenar la violencia», apuntó William Davison, analista principal de ICG. Sin embargo, adherirse a la autodeclaración sería sucumbir a la presión de los activistas, lo que proporcionaría un precedente no deseado que otros grupos del sur que buscan independizarse podrían explotar.
Una declaración emitida la noche del lunes por el Movimiento Democrático del Pueblo del Sur de Etiopía, miembro de la coalición central en el poder, no aclaró lo que el gobierno planea hacer antes del jueves, si es que planea hacer algo.
Los Sidama son el grupo más numeroso de esta diversa región, y a muchas minorías les preocupa que un nuevo estado afecte su acceso a los recursos y a los puestos de trabajo del gobierno. El área conocida como la zona de Sidama es de hasta 10.000 kilómetros cuadrados (3.800 millas cuadradas), aproximadamente del mismo tamaño que el Líbano, aunque los límites del estado putativo no están claros. En 2007, la última vez que se realizó un censo en este país de rápido crecimiento, la zona tenía una población de casi tres millones de habitantes de un total de 100 millones en todo el país.
Solomon Mengistu, miembro del grupo Amhara, nacido y criado en Hawassa, dijo que no tenía objeciones personales a que los Sidama formaran su propio estado, pero insistió en que los activistas deben tratar de evitar alienar a las minorías étnicas; «también deberían preguntar a personas como nosotros qué sentimos sobre esta situación y prestar atención a nuestros sentimientos», añadió.
Sin embargo, hasta ahora, los activistas de Sidama parecen reacios a escuchar puntos de vista alternativos. Incluso los empresarios locales que han expresado su preocupación por el posible impacto que la creación de una nueva región podría tener para la economía de Hawassa han sido silenciados.
Fuente: The East African
[Traducción y edición, Álvaro García López]
[Fundación Sur]
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