España y el sueño de las madres africanas migrantes, por Luz Oliva Santiago

20/02/2017 | Bitácora africana

Ser mujer, negra y emigrante es pertenecer a uno de los colectivos más vulnerables dentro de nuestra sociedad occidental. En muchos países africanos, parte de la población piensa que en España y en Europa en general, el trabajo y el dinero brotan debajo de las piedras… es un mito, al igual que nosotros, los occidentales, tenemos otros.

Cuando estas mujeres llegan aquí, se encuentran con la más cruda de las realidades: no hay trabajo, no consiguen dinero y muchas vienen solas, embarazadas o con un bebé (lo vemos a diario en las noticias cuando hablan de salvamentos de pateras) ¿Es España un lugar para ellas?.

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Los problemas que acusan son precisamente el sueño no cumplido de tener ese trabajo que les proporcione un nivel económico digno, acusan también ser víctimas de los estigmas que desgraciadamente más afloran en tiempos de crisis como en los que vivimos: racismo, machismo, prejuicios por religión y violencias solapadas o explícitas y por supuesto, un modo de vida duro y triste que les hace muchas veces añorar la tranquilidad de sus pueblos… pero son madres.

Las mujeres embarazadas o las que vienen con bebés, saben que aquí tendrán posibilidad de que sus hijos nazcan y sobrevivan, las otras que sus hijos crecerán sanos y tendrán una educación y quizá un futuro próspero aunque ellas no tengan un presente feliz. Una madre puede pasar por todo lo que sea necesario por un hijo y he de decir que algunas llevan en su vientre un hijo fruto de varias violaciones en el transcurso de su periplo migratorio y a pesar de la dureza de la situación, siguen adelante.

España no es hoy un país idóneo para africanas que quieren encontrar un trabajo formal, pero gracias a múltiples asociaciones que se encargan de formarlas y empoderarlas, se les podrá dar un presente digno para ellas y un futuro para sus hijos.

Si tú que me estás leyendo eres madre, cuando veas una mujer negra en el metro, en la calle, o donde sea, hasta en un parque o polígono parando coches, mírala con empatía: es mujer como tú y probablemente madre también como tú. Antes de juzgarla ponte sus zapatos y piensa qué no harías tú por los tuyos si tuvieras que salir a un lugar hostil.

La felicidad y los sueños son sentimientos que no deben estar sujetos a fronteras y menos los de una madre.

Original en : Filoantropa web de Luzolsant

Autor

  • Oliva Santiago , Luz

    Doctoranda en Filosofía, Sociología, Antropología y Estética en la EID. Investigo sobre temas que afectan a los colectivos más vulnerables especialmente migrantes subsaharianos. Colaboro y trabajo para distintas ONG

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