“Los presidentes dictadores no se rinden, pero el 95% de los africanos viven en países mejor gobernados que hace diez años”, dijo Mo Ibrahim, el multimillonario sudanés con ciudadanía británica, pionero de las redes de telefonía móvil y defensor de la gobernanza en África, también con la creación de un premio de cinco millones de dólares, más que el Nobel.
La MISNA se reunió con él en Roma, en el marco de una conferencia sobre la lucha pobreza organizada por la Fundación para la Cooperación entre los Pueblos, de Romano Prodi. Una oportunidad para hablar del África intercalando cuestiones económicas y sociales – “en el continente se necesitan 30 millones de nuevos puestos de trabajo al año” – con la política y el papel positivo que pueden desempeñar las nuevas tecnologías en el sur del Sahara. ¿Un ejemplo? Los “e-payments”, los pagos a través del celular, que permiten eludir los bancos. “En esto, Europa y los Estados Unidos están detrás”, dijo Ibrahim con una sonrisa, poniendo un brazo alrededor de tu cuello, y entre broma y broma cuenta un poco de su historia. Migró a Inglaterra a los 26 años de edad, y del gobierno de Sudán recuerda el “deseo de controlar todos los aspectos de la vida” y el hábito de sofocar las iniciativas independientes. Ibrahim encontró su camino luego de haber renunciado a un puesto fijo como ingeniero en la British Telecom. Pocas ideas, pocas ganas de construir, dijo Ibrahim de la empresa inglesa. Fundó Celtel en los años 90, una operadora de telefonía móvil que en poco tiempo pudo conquistar 14 países subsaharianos y 24 millones de clientes. Este año, la Fundación Mo Ibrahim volvió a otorgar el premio a la “african leadership”, la capacidad de gobernar. Quien ganó fue el expresidente de Namibia Hifikepunye Pohamba, quien dejó el poder luego de haber contribuido a la democracia y el desarrollo social.
Recientemente hubo elecciones en Nigeria, con la victoria histórica de la oposición. ¿Es un buen momento para África?
La premisa es que en el continente hay 54 países y es arriesgado generalizar dando una definición única. Hay realidades diferentes y dinámicas diferentes. Las elecciones en Nigeria son una muy buena noticia para el África, por supuesto, pero hay situaciones críticas, como la de Burundi. Esta semana publicamos un comunicado para pedirle al presidente Pierre Nkurunziza que deje el poder y respete a sus hermanos que están manifestando en las calles. Si se quiere hacer un balance, es correcto decir que en África la calidad de los gobiernos está mejorando, pero también que es un proceso largo, una batalla para luchar y ganar.
No sólo en Burundi los presidentes dictadores siguen aferrándose al poder y pisoteando la Constitución. ¿De verdad se puede ser optimista?
En el Índice que elabora todos los años la Fundación se evalúan 134 parámetros. En base a esto, podemos decir que hoy el 95% de los africanos viven en países mejor gobernados que hace diez años. En general, hubo progresos, pero hay que vigilar y trabajar para construir un Estado de derecho, por instituciones fuertes que no dejen demasiado poder en manos del presidente, por la independencia de la justicia. Son objetivos básicos que, para alcanzarlos, se necesitarán ni cinco, ni diez, ni veinte años, sino más tiempo.
¿Qué impacto puede tener este trabajo en la lucha contra la pobreza, el tema de la conferencia organizada por la Fundación de Prodi?
La pobreza y las desigualdades sociales son la emergencia del África. También porque un crecimiento del Producto Bruto a una tasa superior al 5% durante varios años no se tradujo en una reducción de la pobreza, sino que hizo la fortuna del 1% de la población que ya era más rica.
¿Cuánto pesa el crecimiento demográfico en África?
Por año, se necesitan 30 millones de nuevos puestos de trabajo. Y hay que reformar la educación. Juntos con los empresarios, tenemos que entender hacia dónde estamos yendo: ¿apuntamos hacia la agricultura, la industria, la tecnología de la información o el software? Los jóvenes necesitan ser formados para el futuro, no para el pasado.
¿Qué aporte puede dar la integración económica y política del continente?
Para Europa, la creación de un mercado común fue el éxito más importante. Los camiones pueden ir de Europa del Este a Glasgow sin parar, y esto favorece el crecimiento del PBI. África tiene que seguir el modelo europeo integrándose. Nuestros hermanos deben poder trasladarse libremente de un extremo a otro del continente, por lo que es esencial invertir en infraestructura.
El mes pasado, la empresa keniana Safaricom y la sudafricana MTN firmaron un acuerdo que permitirá hacer pagos a través del teléfono móvil desde y hacia 19 países del África subsahariana. ¿Las nuevas tecnologías ayudan al África?
El acuerdo entre Safaricom y MTN es muy importante. En África hay bancos sólo en las capitales, no en las zonas rurales. Y para una economía, manejar dinero es fundamental. En este sentido, los “e-payments” a través del celular resuelven los problemas. Es un sistema de pago que además se adapta más al África que a Europa o Estados Unidos, donde hay cajeros automáticos. Es muy positivo que M-Pesa y otras iniciativas compartan las mismas plataformas. El “cross-licensing”, el intercambio de licencias para compartir la propiedad intelectual, es fundamental para las tecnologías. Con Google, Windows o Android, todos pueden dialogar con todos.
Fuente MISNA (Fundación Sur)
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