Slate.fr 29/08/11
Por Pierre Cherruau
El politólo Hasni Abidi, especialista de Libia y autor del “Manifiesto de los árabes”, explica porqué la salida de Gadafi va a obligar el régimen argelino a la democratización
SlateAfrique – ¿Los islamistas aceptarán la autoridad del CNT?
Hasni Abidi- Es una situación difícil la que afrontamos. Tenemos en nuestro territorio toda clase de movimientos yihadistas: Al Qaida, Movimientos salafistas y Hermanos musulmanes. Es verdad que algunos mandos importantes del ejército de Gadafi han integrado la rebelión y que están jugando un gran papel. Pero la fuerza más determinada son los islamistas.
SlateAfrique – ¿Cuanto más se alarga el conflicto, más se refuerza el riesgo de marginalización del ala política?
H.A – Efectivamente. Hay un abismo entre la legitimidad del interior y la legitimidad internacional. La CNT ha integrado muchos elementos del exterior pero también ha sabido tomar en cuenta los retos del interior.
Para que esta doble legitimidad no sea fatal para el porvenir de Libia, es urgente organizar las elecciones. Pero el problema es que Libia no está lista para estas elecciones. No es el mismo terreno, ni las mismas prácticas políticas que Túnez o Egipto con una experiencia anclada y con clases medias.
En Libia, todo está por construir. No hay oposición, los partidos políticos son movimientos ligados a personas y no partidos que puedan afirmar que representan a miles de personas. He ahí la dificultad: el riesgo de ver un conflicto entre esta legitimidad interna y externa. Y esto, con antiguos elementos de Gadafi que se han unido a la oposición.
¿Rapidez o precipitación?
SlateAfrique –¿Es posible organizar unas elecciones en ocho meses ?
H.A – Me parece demasiado ambicioso. Es difícil respetar un calendario. Esta hoja de ruta no es sagrada. Tiene un doble objetivo: serenar los libios, y serenar la comunidad internacional. En ocho meses, en el estado actual de las cosas y la situación de inseguridad el país, es muy difícil pensar en unas elecciones y en la preparación de listas electorales.
Nos hacemos varias preguntas: ¿qué sistema electoral vamos a adoptar? ¿Hace falta hacer un censo de los libios? ¿Con qué criterio se haría el voto? ¿Un criterio político? ¿Se puede llegar a un debate político contrastado en ocho meses? ¿Es se votaría según la referencia tribal de las personas? ¿O su referencia regional?
SlateAfrique –¿La competición electoral no conlleva el riesgo de reforzar los antagonismos tribales ?
H.A – Los lazos tribales y regionales pueden prevalecer sobre las referencias políticas. No sería un problema. Al principio, la gente va a votar según sus intereses, su familia, el clan. Pero lo esencial, es poder votar y dialogar políticamente. Es necesario evitar frustraciones; lo importante es que no haya injusticias.
Gadafi ha jugado muy bien con esta realidad social. Es lo que le ha permitido permanecer en el poder 42 años. En este caso, va a ser muy difícil para el Consejo nacional que aspira a la democracia. Habra necesariamente perdedores y ganadores. Es necesario que al principio no haya “ni vencedores, ni vencidos”. Incluso si hay que hacer una excepción a la regla democrática.
SlateAfrique – ¿Qué peso poseen los islamistas ?
H.A – Es difícil medir. Los islamistas no han descubierto la insurrección. No sienten la guerra contra Gadafi. Pero tampoco son los únicos. Seif el Islam había liberado una gran parte de los islamistas los detenidos en Libia. Para lanzar lo que él llamaba un debate de reformas.
Amnistió a los islamistas del extranjero. Incluso viajó hasta Londres y a las ciudades europeas para dialogar con los Hermanos musulmanes. Pero también ciertos miembros próximos a Al Qaïda que estaban en Afganistan.
Es importante tener en cuenta toda esta nebulosa islamista. Son los que están en la avanzadilla de los combates. ¿Con qué peso politico cuentan? ¿Y su peso electoral?
Las elecciones serán la medida de su importancia. Hoy por hoy, los valores seguros son los valores de familiares y tribales que se pueden medir. El resto, en mi opinión, no son más que cálculos y pronósticos que podrían ser desmentidos por la realidad.
SlateAfrique – ¿El proceso electoral puede acarrear una « ola » verde como en Argelia en las legislativas de 1991?
H.A –Podemos temer menos este fenómeno para Libia debido a su composición social. Es una sociedad fundamentalmente tribal. Las tribus no están delimitadas geográficamente. Tienen relaciones entre ellas. A los islamistas no les queda más remedio que integrarse a esta realidad social. Esperando que entre tanto las relaciones tribales se vuelvan relaciones ideológicas.
Ahí es donde los islamistas tendrán que decir una palabra en esta nueva configuración política. Es demasiado pronta para hablar de una categorización de la sociedad libia; para decir cuál sería el peso de las diferentes componentes de los laicos, de los monárquicos y de los islamistas.
SlateAfrique – ¿La caída de Gadafi puede acarrear un nuevo lanzamiento de la “primavera árabe”?
H.A – Por supuesto, y era el pedazo más difícil. Hemos empezado por lo más fácil: Túnez, y luego hemos hecho lo más duro, Libia. El primer mensaje es en dirección de Siria. Pero llegar a echar un hombre que ha estado 42 años en el poder y que dispone de un colchón de divisas único en el mundo, que beneficia de un apoyo de Occidente y que no tiene problemas en sus fronteras, yo creo que es una experiencia inédita que no puede más que reforzar la determinación de otros países árabes a que cambien sus regímes.
Pero dicho esto, Libia no puede permitirse de no apaciguar sus relaciones con países importantes, y pienso particularmente a Argelia. Argelia tiene de qué preocuparse en caso de un período de transición. Lo mismo que Marruecos que ha comenzado una mutación lenta, pedagógica. La situación es delicada para Argelia. Delicada porque ha comenzado ya un proceso que no ha funcionado, que no ha tenido éxito. Sobre todo que Argelia, ahora, va a perder un poco de su brillantez, de su atractivo. Sus bazas: petróleo, el gas, su cercanía con Europa, se podrán encontrar también en Libia, un país que ya es un país amigo. Argelia está expuesta. Por eso Argelia tiene de qué preocuparse.
Argelia, ¿la próxima etapa de la primavera árabe?
SlateAfrique – ¿Argelia va a lanzar reformas ?
H.A – Para empezar, su primera decisión será de reconocer la CNT. Los dirigentes argelinos esperan justo el momento de una puesta en escena y cómo orquestrarla. Acelerar el movimiento de las reformas que ha sido anunciado por el presidente Buteflika. El poder argelino va a insistir sobre la singularidad de la vía argelina para que no la señalen con el dedo y dejar que digan que Argelia es atípica. Sería una mala salida para Argelia.
SlateAfrique – ¿Se pueden esperar manifestaciones de la juventud argelina?
H.A –Todas las condiciones económicas y sociales se dan cita en Argelia incluso si el régimen ha anticipado este mar de fondo. Pero querer comprar la paz social gastando miles de millones es una solución provisional. Solo un cambio en el personal político puede permitir una reforma real. Argelia posee el personal más fuera de tiempo de todo el mundo.
Hace falta un cambio político. Es decir, un cambio constitucional. No se puede confiar una reforma a gente del pasado. La clase dirigente no puede seguir contando indefinidamente con los apoyos extranjeros.
SlateAfrique – Además del rejuvenecimiento de los dirigentes, ¿qué cambios de fondo se pueden prever?
H.A – Los generales han empezado a soltar el poder. Los generales más conocidos ya no están. El problema es que el régimen ha conseguido regenerarse. Lo que haría falta es un cambio real para que los escrutinios no sean elecciones de cooptación. Hacen falta hombres fuera del serail. Argelia necesita un verdadero cambio. Y que el ejército se convierta en una institución realmente profesional. Que no sea solo la que pone y depone a los jefes de estado y de gobierno.
Los generales han comenzado a soltar poder. Los generales más conocidos ya desaparecieron. El problema es que el régimen ha conseguido regenerarse. Lo que haría falta es un cambio real para que los escrutinios no sean unas elecciones de cooptación. Hacen falta hombres fuera del sistema. Argelia necesita un verdadero cambio y que el ejército se vuelva realmente profesional. Que no sean ellos los que ponen y quitan a los jefes de Estado y del gobierno.
El reparto de la riqueza no es suficiente. Puede servir a ciertas personas, pero ¿es que la población argelina realmente lo desea? El único reparto aceptable, será a través de las urnas. La única respuesta satisfactoria es la democratización. Esto no quiere decir que tomará el mismo camino que Túnez o Egipto. Cada país es completamente diferente. Es importante insistir en la diferencias de los procesos de cada país. Lo esencial es comenzar este proceso.
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