28-10-2011
por Akram Belkaid
¿Cómo se explica que la comunidad tunecina de Francia haya voyado en su gran mayoría por el partido islamista de En Nahda?
Es la pregunta que se hacen numerosos tunecinos de los cuales algunos están resentidos contra los ciudadanos instalados allende al Mediterraneo.
“No lo entiendo. Viven en un país moderno, abierto y laico que no conocen, ni mucho menos, los problemas sociales, económicos e identitarios como Túnez. No me imaginaba que fueran seducidos hasta ese punto por la propaganda islamista”, se pregunta Adel, 40 años, ingeniero en una empresa de trabajos públicos.
En Facebook y en la muy activa blogosfera tunecina, un mensaje furibundo está teniendo mucho éxito. Una internauta que se dice “franco-tunecina” advierte a los tunecinos de Francia que ella va a “votar a Marina Le Pen (extrema derecha francesa) en la próxima elección presidencial para que la candidata del Frente Nacional reenvíe a sus casa todos a los tunecinos que que han votado por En Nahda». Una reacción epidérmica que hace olvidar que los binacionales están, también ellos, en el punto de mira de la dirigente del Frente Nacional…
Marine Le Pen podrá decir que «Francia está minada desde dentro por una quinta columna islamista”, se inquieta un binacional que, por sus negocios, reparte su tiempo entre Marsella y Sfax. Es verdad que el recuerdo del debate sobre la identidad nacional durante la campaña del 2007 y la resurgencia con regularidad de polémicas sobre la plaza del islam dentro de una Francia laica hacen temer que el voto de los tunecinos de Francia vaya a ser instrumentalizado.
Consecuencia de la sociología de la emigración
Por eso, de todas formas es posible avanzar algunas explicaciones racionales que aclaran este voto a favor de En Nahda. En primer lugar, este resultado es la consecuencia de la sociología de la emigración tunecina en Francia. Contrariamente a una idea extendida, esta emigración no está constituida únicamente de jóvenes estudiantes o de élites brillantes bien integradas en la sociedad francesa. Pequeños comerciantes, obreros de la construcción, vendedores de fruta y hortalizas, numerosos tunecinos residentes en Francia pertenecen al escalón más bajo de las clases medias, incluso de las clases populares.
Esto explica que los tunecinos no tenían otra alternativa que de votar por En Nahda cuyo discurso electoral ha apuntado particularmente las clases más desfavorecidas prometiendo mayor bienestar y mejor redistribución para todos.
Otra de las razones reside en el hecho de que muchos tunecinos residentes en Francia son, o han sido, militantes de En Nahda que se vieron obligados de exiliarse para huir de la represión ejercida por la policía de Ben Ali. Instalados en el Hexágono pero bien vigilados (y con toda impunidad) por los esbirros del régimen tunecino, estos militantes no han hecho hablar mucho de ellos, moviéndose con toda discreción y cuidándose de no mostrar sus convicciones político-religiosas abiertamente.
Después de la revolución del 14 de enero, algunos volvieron al país pero la mayoría continúan en Francia. El escrutinio del 23 de octubre ha dado a estos militantes – y a sus familias que compartían las mismas ideas – la ocasión de expresarse y por lo tanto de existir por fin después de varios decenios de silencio forzado.
Trivialización del discurso racista e islamófobo
La tercera razón está ligada al impacto de la multiplicación, incluso trivialización del discurso racista e islamófobo en Francia. Desde hace bastantes años, y los atentados del 11 de setiembre 2001han agravado la tendencia. El islam en Francia es objeto de puja política y mediática. Efectivamente, no hay una sola semana sin atacar, directa o indirectamente, a los musulmanes que viven en Francia, que tengan o no la nacionalidad francesa.
Asunto del velo, comidas halal en los comedores, nombre de los niños, binacionalidad, no han faltado polémicas que han engendrado un fuerte sentimiento de identidad y nacionalismo que se ha manifestado a través del voto por En Nahda. Por consiguiente, el resultado de este partido en Francia aparece también como un mensaje que se envía a la sociedad francesa.
Un mensaje, no de desconfianza porque En Nahda no ha utilizado sloganes antifranceses durante la campaña, sino un mensaje de proclamación de identidad y petición de respeto. Es como si los electores de En Nahda dijeran a los franceses: “Mirad cómo somos. Respetadnos y basta de estigmatizaciones”. Una afirmación que, es evidente, tiene el grave riesgo de obtener el efecto opuesto sencillamente por el hecho de que la sociedad francesa está preocupada por la presencia del islamismo en su suelo.
Revancha contra una Francia oficial
Para terminar, no hay que descartar la hipótesis de un voto que sería una especie de revancha contra una Francia oficial que ha sostenido demasiado tiempo el régimen de Ben Ali cerrando los ojos sobre la feroz represión a la que fueron sometidos los militantes islamistas de En Nahda.
Las peripecias tunecinas de Michèle Aliot-Marie en diciembre y enero últimos, entonces ministra de Asuntos Exteriores de Francia, han dejado ciertamente heridas. La certeza de que diferentes gobiernos franceses han ayudado deliberadamente a Ben Ali a mantenerse en el poder sin pedirle ninguna concesión sobre los derechos humanos es una opinión muy extendida entre los tunecinos, que vivan en Francia o en el país. Por ese hecho mismo, el voto por En Nahda, sería también la afirmación de un sentimiento de desconfianza hacia la clase política francesa ampliamente comprometida en sostener a Ben Ali. Una clase política, que por cierto no ha hecho su “mea culpa” sobre este punto.
Ciertamente, las declaraciones de vigilancia por parte de Francia sobre el respeto de los derechos humanos por parte de En Nahda que ha hecho Sarkozy, van a arreglar las cosas. Sin embargo, los dirigentes del partido islamista tunecino saben que no pueden enemistarse con el gobierno francés. Según informaciones obtenidas en su sede en Túnez, estos mismos dirigentes están en contacto estrecho con la embajada de Francia en Túnez y deberían incluso mandar una delegación a París para calmar el juego e intentar mostrar que los franceses no deben temer nada de la presencia importante de electores de En Nahda en su suelo.
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