En todo proyecto y empresa humana en cualquier ámbito político, económico, cultural, religioso, etc., que nos movamos es absolutamente necesario que nuestro fin u objetivo sea justo, acordado y beneficioso para todas las personas implicadas y que, además, utilicemos medios éticos, eficaces y humanos en el proceso de implementación.
La crisis de “buena gobernanza” existe en gran parte de los países, de cada continente.
Diferentes análisis e informes, realizados por profesionales académicos, como el informe anual de Mo Ibrahim, el Informe de la Comisión mundial (SLO), Informe 2/23 de la UE, Banco Mundial, etc., resaltan indicadores preocupantes sobre el “estancamiento” de la gobernanza democrática, de un desarrollo sostenible y ecológico, de una economía más social y colaborativa, sobre todo entre los países del hemisferio sur, y de una inclusión de todas las personas migrantes para el bien estar social de todos los pueblos.
Los líderes íntegros como Nelson Mandela, Martin Luther King, Desmond Tutu, Gandhi y otros supieron integrar a las diferentes etnias del país para trabajar juntos por el bien común.
Constatamos hoy como en muchos países africanos, europeos y globales las diferentes etnias no somos capaces de vivir y menos de trabajar juntos. Los ejemplos son numerosos:
En Etiopía, las etnias de Tigray, Oromo y Amara no han llegado todavía a convivir en paz y cooperación, en parte por causa de sus líderes tribales.
En Sudan del Sur, los Dinka y los Nuer no pueden convivir, antagonizados y armados por sus respectivos lideres étnicos.
Otros semejantes ejemplos de discordia y violencia étnica los encontramos en Kenia, Uganda, Ruanda, RDC, Burundi y en numerosos países, incluso del mundo, en gran parte causadas por sus líderes tribales y políticos.
En nuestros países europeos también andamos privados de una “democracia real y de un desarrollo sostenible y ecológico”.
Si queremos el progreso sostenible, la justicia social y la paz, ¿por qué invertimos en armamentos los presupuestos más altos y tan poco en sanidad, educación y en la acogida de inmigrantes?
Mientras sigamos saqueando los recursos de los países africanos, provocando la perdida de sus tierras y la emigración forzosa y cerrándoles al mismo tiempo las puertas de una entrada digna en otros países delatamos una gobernanza cruel e inhumana, sin valores éticos creíbles y con un comportamiento más propio de seres humanos irracionales que de personas civilizadas.
En tiempo de elecciones, especialmente, notamos más crispación, intolerancia y hasta palabras y gestos de odio en algunos líderes políticos.
Necesitamos líderes político-económicos que sean profesionales, responsables, capaces de dialogar y colaborar con todos los individuos y pueblos del país para el bien común.
CIDAF-UCM
Os deseamos un buen descanso veraniego.