El coronel jubilado, Luc Marchal, antiguo número 2 de la fuerza de la ONU cuando comenzó el genocidio de 1994 en Ruanda, ha criticado violentamente la visita que el presidente de la Asamblea de Diputados de Bélgica, André Flahaut y el vicepresidente del Senado, Willy Demeyer, han efectuado la semana pasada a Kigali, comparándola con la realizada a Túnez por la ministra de Exteriores francesa, Michèle Alliot-Marie.
“¿Cómo es posible que responsables políticos que ejercen funciones importantes en las estructuras democráticas de nuestro país y que, precisamente, tienen como tarea velar por el respeto de la democracia y de promover los ideales democráticos por el mundo, van a comprometerse con una dictadura pura y dura, cuyo jefe está acusado en un reciente informe de la ONU de ser responsable de la muerte de varios millones de personas?”, escribe Luc Marchal, en una carta dirigida a estos dos parlamentarios y titulada “El viaje de la vergüenza”.
Los Señores Flahaut y Demeyer, ambos socialistas, han participado el 9 de marzo en Kigali en la conferencia de presidentes de los parlamentos de la Comunidad de los países de los Grandes Lagos (CEPGL), que ha adoptado la decisión de crear una fuerza militar regional entre la RDCongo, Burundi y Ruanda. Se entrevistaron, igualmente, con el presidente ruandés Paul Kagame.
“¿Cómo justificar el apadrinamiento de una fuerza militar integrando en ella a un Partido-Estado, Ruanda, que desde hace veinte años siembra la muerte y la desolación en la región? Hacer creer que este embrión de ejército conjunto significará una baza de estabilidad en esta zona mártir es una inicua estafa. Las fuerzas armadas ruandesas están compuestas en más del 90% por tutsi, cuando sólo representan un débil porcentaje de la población”, prosigue el antiguo comandante del sector de Kigali de la MINUAR.
“Por comparación, ¿qué pensar del caso de Michèle Alliot-Marie, obligada a dimitir de su función ministerial por estar comprometida con el régimen tunecino de Ben Ali, cuando éste ni está acusado de haber mandado asesinar a dos jefes de Estado, ni acusado de ser el responsable de la muerte de más de 5 millones de personas, ni acusado de saquear desde hace años las riquezas mineras de un país vecino?” sigue preguntándose Marchal;
Por fin, subraya que cuando diez cascos azules belgas fueron asesinados salvajemente el 7 de abril de 1994, “fue precisamente porque eran considerados como responsables de la muerte del presidente Habyarimana”. “Ustedes no pueden ignorar las graves presunciones de culpabilidad que pesan sobre Kagame de haber organizado y ejecutado el atentado del 6 de abril. Todo ello debería imponer cierto comedimiento, por respeto a la memoria de nuestros diez cascos azules martirizados. No ha sido así. Por ello, siento, dolorosamente, su viaje como el de la vergüenza”, concluye el antiguo oficial.
(Le Vif 18/03/2011)
Traducido por Ramón Arozarena.
