El tribunal de apelaciones de Dakar ha revocado las sentencias de cárcel por homosexualidad contra nueve senegaleses y ha ordenado su inmediata liberación.
El presidente del tribunal de apelaciones, Bara Niang, anuló “la declaración oficial sobre el caso y el subsecuente proceso” y ordenó que se levantaran las órdenes de arresto sobre los hombres.
Los nueve senegaleses, que fueron condenados por un tribunal menor a ocho años de prisión por “conductas homosexuales”, van a ser liberados de inmediato, según sus abogados.
Parte de un grupo involucrado en educación para la prevención del SIDA/VIH fueron condenados por “incidentes contra natura y pertenencia a organización criminal”, tras su arresto, en diciembre del año pasado, en un apartamento privado, en un suburbio de Dakar.
Los abogados de la defensa argumentaron que al comienzo de la apelación, la semana pasada, el informe de la policía en el que se basaban las acusaciones contra los hombres, se basaba más que nada en advertencias. Además, la policía declaró que los hombres no fueron cogidos en el acto que se sugiere en el proceso del juicio.
La fiscalía no respondió a las afirmaciones de la defensa.
La homosexualidad es ilegal en Senegal, donde el 95 % de la población es musulmana, y los actos homosexuales son castigados con hasta cinco años de cárcel.
Los tres años adicionales de cárcel a los que se condenó a los nueve acusados fueron debidos a que el juez del primer juicio consideró que la mayoría de los hombres que trabajaban para la asociación, en realidad no hacían sino reclutar hombres gays, según los medios.
La sentencia de ocho años es la más alta que jamás se ha dado en Senegal por homosexualidad. Fue recibida con indignación internacional, sobre todo entre las organizaciones de derechos humanos. También provocó reacción incluso del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien expresó su “preocupación y conmoción” ante este veredicto.
La defensa también ha protestado por la permanencia de sus defendidos en una prisión con hacinamiento de los reclusos, en Dakar, argumentando que se enfrentaban a constantes insultos y amenazas, antes de ser transferidos, por su propia seguridad, a otro centro.
(Mail & Guardian, 20-04-09)
