Un acuerdo entre Egipto, Etiopía y Sudán, firmado en diciembre de 2015, por el cual los tres países acordaron poner fin a las tensiones sobre el río Nilo, afronta un futuro incierto debido a las tensiones entre Egipto y Sudán.
A finales de abril, los dos países acordaron descongestionar las tensiones y poner fin a las acusaciones, así como las prohibiciones de importación y las deportaciones que habían puesto las relaciones entre los dos países en un punto crítico.
Durante este conflicto estre estados vecinos, Etiopía ha continuado su estrategia para llevar a los países de la Cuenca del Nilo a su bando cuando su Presa del Gran Renacimiento esté a punto de terminar.
El primer ministro etíope, Haile Mariam Desalegne, estuvo en Ruanda la semana pasada y durante la visita oficial de dos días firmó un acuerdo de cooperación con su homólogo ruandés, Paul Kagame, sobre esta temática. Los dos líderes no hablaron sobre el trato en detalle durante la conferencia de prensa sobre el memorando de entendimiento sobre la gestión de los recursos hídricos.
Con la electricidad como moneda de negociación, los observadores dicen que Etiopía tendrá una ventaja sobre Egipto que reclama una parte de las aguas del Nilo, basándose en un acuerdo colonial puesto en marcha por los británicos hace muchas décadas. Si bien Egipto plantea inquietudes sobre el impacto del proyecto, Addis Abeba sostiene que el impacto del proyecto no será importante.
Edmund Kagire
Fuente: The East African
[Traducción y edición, Fernando Martín]
[Fundación Sur]
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