Constatamos cada día palabras, obras y enfrentamientos de odio y de violencia, que causan tanto sufrimiento y muerte a millones de personas por todo el planeta, sobre todo en el hemisferio sur.
Abundan sin embargo muchísimo más las sonrisas, los gestos, palabras y compromisos que derrochan bondad, empatía, amor y solidaridad, en las familias, en las relaciones humanas y en todos los servicios al cuidado de los demás.
Lo decía bien Nelson Mandela:
“Siempre he sabido que en el fondo del corazón de todos los seres humanos hay misericordia y generosidad. Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su procedencia o su religión. El odio se aprende, y si es posible aprender a odiar, es posible aprender a amar, ya que el amor surge con mayor naturalidad en el corazón del hombre que el odio…La bondad del ser humano es una llama que puede quedar oculta, pero que nunca se extingue”. (El largo camino…p.645)
En todas las víctimas del sistema económico de mercado que ahoga a pueblos enteros (los pobres, los refugiados, los niños famélicos, los niños soldados, las niñas víctimas de la prostitución infantil, las mujeres maltratadas, los genocidios, etc.) podemos escuchar los gritos y el llanto de los que sufren y de la Creación.
Necesitamos la empatía con los que sufren, el «sufrir juntos» y compartir el llanto de los descartados y marginados. Nuestra indiferencia nos impide ver y tomar conciencia de la realidad de los ahogados en el Mediterráneo, de los niños muertos de hambre del Yemen, niños y jóvenes que sufren las trágicas consecuencias de los actuales genocidios en Etiopía, Ucrania…
La felicidad humana consiste en ser amados y en amar a los demás. Solo el Amor nos hace humanos, hermanos y fuertes para afrontar todo lo que la vida nos presenta: penas y alegrías, con una confianza profunda en la bondad de corazón humano.
A veces, parece que las desgracias, guerras, hambre provocada, violencia y odios entre personas, sobre todo si son poderosas, pueden llegar a poner en peligro la misma humanidad en algunas regiones. Pero el bien, aunque siempre más discreto, es más fuerte que el mal para transformar la calidad de vida y las relaciones humanas.
Sabemos que después de la noche y de las tormentas más explosivas, siempre llega un nuevo amanecer y un nuevo día en el que vemos brillar el sol, la sonrisa de unos a otros, un nuevo compromiso por la dignidad de todo ser humano y la mano solidaria extendida para acompañar a la persona más frágil y vulnerable.
Personas como Nelson Mandela, Martin Luther King, Julius Nyerere, Rosa Parks, Marie Curie, Virginia Woolf y miles más, han sido pioneras en la Humanización de todos los pueblos del planeta.
Mientras algunos grupos radicales y violentos causan dolor y llanto, la inmensa mayoría social y global vivimos y promovemos la dignidad y felicidad de los demás.
CIDAF-UCM