El presidente de Ruanda, Paul Kagame, arremetió el día 7 de abril contra la cobardía de la comunidad internacional que “abandonó” a su pueblo, cuando se cumplen 15 años del genocidio de 1994, en el que murieron 800.000 personas.
En un discurso para conmemorar el aniversario, Kagame se dirigió a casi 20.000 personas reunidas en un lugar simbólico en la capital, Kigali, donde alrededor de 5.000 personas fueron masacradas, en Nyaza, para celebrar esta conmemoración. Esa masacre ocurrió cuatro días después de un mortal ataque a los cascos azules belgas de las Naciones Unidas, tras el cual las tropas internacionales se retiraron, acción que hace al mundo exterior “culpable” de la masacre, según palabras de Kagame.
El 7 de abril de 1994, un ataque por parte de las fuerzas ruandesas se cobraba la vida de 10 soldados belgas de las Naciones Unidas.
“Nosotros no somos como esos que abandonaron a la gente que habían venido a proteger. Dejaron que les asesinaran. ¿Acaso no son culpables?”, aseguraba Kagame en su discurso.
“Creo que también es una cobardía. Se marcharon antes de que produjese ni un disparo. Nosotros no somos cobardes. Ellos (la comunidad internacional) son parte de esa historia y una de las causas de raíz del genocidio”, añadió.
El secretario general del grupo de supervivientes del genocidio del país, Ibuka, declaró que Nyanza marca el “fracaso de la comunidad internacional”. “Es el fracaso de la humanidad en conjunto”, explicó Benoit Kaboyi.
Venuste Karasira, que sobrevivió al ataque de Nyanza, afirma que estaba seguro de que la marcha de las tropas belgas había sellado el destino de los ruandeses. “Los interahamwe (milicia hutu) nos rodearon. Abrieron fuego y lanzaron granadas. Estábamos todos tendidos en charcos de sangre. Yo estaba entre unos cuerpos sin vida, cubierto de sangre y trozos de carne. Pensaron que estaba muerto”, recuerda Karasira.
El día 7 Ruanda declaró una semana de luto nacional, y Kagame colocó una corona en la colina de Nyanza y una pequeña antorcha en memoria de las víctimas, principalmente de la minoría tutsi y hutus moderados, que fueron asesinados por todo este pequeño país del África Central, por extremistas, durante 100 días de matanzas gratuitas.
Kagame también presidió un funeral simbólico de los restos de las víctimas, con toda la gente reunida pasando para rendir homenaje a las víctimas del genocidio.
La ceremonia estuvo marcada por rezos y cánticos entonados por un coro de niños. “Mientras recordamos, la vida debe continuar. Debemos seguir construyendo un futuro mejor”, rezó Kagame.
“Nadie puede decidir nuestro futuro por nosotros. Debemos continuar y mirar hacia adelante”, añadió.
En repetidas ocasiones, Ruanda ha acusado al resto del mundo, especialmente a Francia, de no haber hecho lo suficiente para detener a los culpables del genocidio, que todavía están libres.
Cientos de sospechosos perseguidos por Ruanda, por su implicación en los asesinatos, están viviendo en Bélgica, Canadá, la República Democrática del Congo, Francia y Kenia.
Kagame, cuyo grupo, entonces rebelde, Frente Patriótico Ruandés, FPR, tomó el poder después del genocidio, ha gobernado el país desde entonces.
Ruanda ha identificado más de 2.000 casos de asesinato, tortura e intimidación de supervivientes del genocidio, desde 2007.
(IOL, 08-04-09)