Laurent Gbagbo se enfrenta a un creciente aislamiento y presión para que abandone el poder en Costa de Marfil, después de las disputadas elecciones, con los poderes mundiales excluyéndole y sus rivales buscando el apoyo del ejército.
Después de que la Unión Africana suspendiera a Costa de Marfil en la organización y Estados Unidos amenazase con sanciones, la administración rival, nombrada por Alassane Ouattara ha pedido al ejército que le reconozca como jefe de estado.
“El gobierno demanda que las fuerzas de seguridad y de defensa lleven a cabo su misión republicana bajo la presidencia del Alassane Ouattara, el jefe supremo de las fuerzas armadas”, afirma el gobierno de Ouattara en un comunicado.
Esta llamada intensifica los esfuerzos para presionar a Gbagbo, que se enfrenta al aislamiento internacional, incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Unión Africana y otros actores regionales han dado su apoyo a Ouattara.
El bando de Ouattara había declarado anteriormente que esta semana tenía previsto hacer “efectiva” su autoridad en Costa de Marfil, pero Gbagbo todavía no ha respondido formalmente y los marfileños esperan ansiosos su siguiente paso.
Un alto cargo, cercano a Guillaume Soro, el ex rebelde al que Ouattara ha nombrado jefe del gabinete de ministros [rival de Gbagbo] declaró sobre Gbagbo: “vamos a intentar que salga del poder sin causar ningún daño”.
Violencia no descartada
Pero un oficial cercano a Ouattara declaró que “el tiempo está en nuestra contra”, y otro cercano a Gbagbo dijo que “el presidente cree que con cierta cantidad de presión, vamos a encontrar la solución”.
Pero ninguno de los dos bandos ha descartado la violencia.
Gbagbo todavía tiene el control real del ejército nacional, mientras que Soro tiene detrás de él a un ejército más pequeño de varios miles de soldados de las Fuerzas Nuevas del norte, y ha advertido a Gbagbo que podrían movilizarse si él no cede.
Las Fuerzas nuevas controlan en norte desde la guerra civil del país, en 2002, que dividió al país en dos.
Por ahora, “Las Fuerzas Nuevas están vigilantes, pero no están dando ningún paso”, afirma una fuente militar occidental. Soro ha afirmado que su bando todavía busca una solución pacífica.
La decisión de los 53 países de la Unión Africana de suspender a Costa de Marfil hasta que Ouattara esté formalmente al cargo, colma el creciente aislamiento diplomático de Gbagbo, mientras que Estados Unidos también ha intensificado sus amenazas para presionarle.
Una carta del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, “le deja claro que si toma la decisión equivocada… consideraremos posibles sanciones contra él y otros, si es necesario”, según declaró el portavoz del Departamento de Estado.
El primer ministro de Kenia, Raila Odinga, también ha pedido a Gbagbo que acepte la derrota, advirtiendo que Costa de Marfil se dirige a una “tragedia que África no se puede permitir”, cuando Kenia secundó la postura de Suráfrica de ponerse del lado de Ouattara.
Mientras tanto, Francia dice que está en alerta para evacuar a miles de sus ciudadanos de su ex colonia, si la situación empeora.
Naciones Unidas ya ha ordenado que 406 miembros de su personal no esencial salga del país, y las compañías extranjeras han evacuado a sus expatriados.
Gbagbo no ha dado señales de relajar su control de 10 años en el poder del país productor de cacao, y ha presentado su propio nuevo gobierno.
Sigue siendo presidente después de que su mandato expirase en 2005, al haber retrasado seis veces las elecciones. Finalmente, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales se celebró el pasado 28 de noviembre.
Los resultados ofrecidos por la comisión electoral, respaldada por Naciones Unidas, daban la victoria a Ouattara, pero los aliados de Gbagbo los anularon, alegando irregularidades. Los dos candidatos se declararon a sí mismos presidentes.
Los enfrentamientos en torno a las elecciones han dejado más de 20 muertos, según Amnistía Internacional.
(Mail & Guardian, Suráfrica, 10-12-10)
