El precio de la justicia en Sudáfrica

10/09/2015 | Crónicas y reportajes

Según los críticos, el caso de Oscar Pistorius demuestra la influencia que tiene el dinero sobre el sistema de justicia criminal de Sudáfrica. El asesinato de Reeva Steenkamp se lleva discutiendo desde hace casi dos años. El caso vuelve a ser tema de debate debido a que el departamento de justicia de Sudáfrica ha aplazado la libertad condicional del atleta paralímpico Oscar Pistorius, acusado de asesinar a su novia, justo dos días antes de su puesta en libertad.

Pistorius.jpg Según los habitantes de algunos municipios pobres de Ciudad del Cabo, los interrogantes sobre la culpabilidad o la inocencia de Pistorius han dado paso a un debate más profundo acerca de la relación entre el sistema de justicia criminal y muchos sudafricanos.

Un hombre de 49 años, antiguo miembro de una banda criminal y ex adicto a la heroína, declaró a la cadena de televisión Al Jazeera que no estaba de acuerdo con la atención desmesurada que los medios de comunicación, la policía y los tribunales le están prestando al asesinato de Steenkamp (una mujer blanca y adinerada), en comparación con los incidentes que ocurren en las comunidades menos favorecidas, ya que éstos reciben muy poca atención. Hanover Park es un barrio de Cape Flats, una zona periférica en expansión situada en Ciudad del Cabo. Aunque se encuentra a tan solo 20 minutos de las maravillosas vistas de la Montaña de la Mesa, es común que tengan lugar tiroteos y otros tipos de actos violentos. “Si vas a Hanover Park… hay cientos de personas muriéndose y a nadie le importa», añadió el hombre, que no quiso dar su nombre por miedo a represalias por parte de la policía.

Dos mujeres del barrio Hanover Park, quienes también prefirieron mantener su anonimato, contaron historias que sugieren un escenario en el que la violencia contra las mujeres es habitual y la policía y los tribunales son conocidos por su pasividad y no por la protección que brindan. “Hay muchos hombres en Cape Flats que matan a mujeres y salen [de la cárcel] el mismo día», dijo una de las mujeres a Al Jazeera, que añadió que proviene de una familia de narcotraficantes y que «habla desde la experiencia» cuando dice que los criminales sobornan a la policía y a los jueces para que hagan que los casos desaparezcan.

Según algunas estimaciones del Consejo de Investigación Médica (MRC) de Sudáfrica, más del 40% de los hombres declaran en entrevistas que han maltratado físicamente a su pareja, y cerca del 50% de mujeres admiten haber sido víctimas de la violencia doméstica.

Impunidad

En Hanover Park, los asesinatos y los intentos de asesinato raramente conllevan una condena. Las estimaciones varían, pero al menos tres cuartos de dichos crímenes quedan impunes.

Como exmiembro de Mongrel («chuchos», una de las bandas criminales más grandes y antiguas de Ciudad del Cabo) que ahora trabaja como limpiador en una comisaría, el hombre de 49 años hablaba desde un punto de vista único y ventajoso. En 2011 declaró que fue arrestado por tráfico de drogas y que en vez de ser acusado de un delito, los policías que lo arrestaron se pusieron en contacto con un líder de la banda Mongrel, quien presuntamente pagó 20 euros para que les devolviesen los narcóticos y liberasen al hombre.

Police_South_Africa.jpg Según él, en otras ocasiones los policías tomaron la justicia por sus propias manos, ya que “también me arrestaron por otras cosas, pero después de ahogarme, darme descargas eléctricas y pegarme, dejaron que me fuese. No siguieron con el caso porque saben quién soy: un Mongrel».

Las solicitudes de comentarios por parte de las autoridades sudafricanas no obtuvieron respuesta antes de la publicación del artículo.

Debido a las múltiples historias sobre la injusticia, el caso Pistorius parece ser un ejemplo, tanto del funcionamiento del sistema de justicia criminal de Sudáfrica como de su fracaso.

Para Clare Ballard, miembro de la organización independiente de los derechos humanos Lawyers for Human Rights, la diferencia entre que se haga justicia o no se encuentra en los recursos financieros. Ballard afirmó que los recursos financieros destinados a la vigilancia policial en las comunidades pobres son escasos en comparación con las ricas, como demostró la comisión de investigación Khayelitsha.

Dicha comisión, designada para investigar las alegaciones sobre la ineficencia de la policía en la comunidad de Khayelitsha, en Ciudad del Cabo, descubrió que aunque Khayelitsha presenta una de las tasas de criminalidad más altas del país, los miembros de la policía sudafricana (SAPS) que trabajan en dicha comunidad suelen ser un número más reducido, de bajo rango, poco cualificados y escasamente equipados.

“El área donde vive Oscar es una zona extremadamente rica de Pretoria y es donde la SAPS dispone de más recursos» dijo Ballard. “Los mafiosos [se libran] porque alguien contaminó la escena del crimen o porque alguien sobornó a un policía”. Los críticos afirman que el caso de la libertad condicional de Pistorius es un indicativo de que tener acceso a la riqueza significa tener acceso a la justicia. “Lo han tratado de forma diferente porque tiene dinero”, dijo Ballard. “Hay hombres [en la cárcel] que fueron condenados a cadena perpetua hace 15 o 16 años y solo pudieron optar a la libertad condicional después de 13 años, muchos años más tarde de su [posible] fecha de liberación” añadió. Sin los recursos para pagar un asesor legal que se encargue de la documentación correspondiente, los presos no tienen voz. Para ellos, su voz es el dinero.

Las personas que viven en barrios como Hanover Park saben que la justicia en la Nación Arco Iris es alcanzable, pero solo para los que se la pueden permitir.

Dariusz Dziewanski

Al Jazeera

[Traducción, Nerea Freire Álvarez]

[Fundación Sur]

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