El partido en el gobierno de Nigeria, que parecía preparado para comprobar su fuerte control sobre el parlamento, salió debilitado de las votaciones celebradas el pasado día 10 de abril, en unas elecciones definidas por los observadores como las más justas que se han celebrado en el país más poblado de África en décadas.
Los funcionarios electorales y agentes de los partidos tomaron nota de los resultados de 120.000 colegios electorales, repartidos por todo el país.
Se han producido informes aislados sobre robo de urnas, enfrentamientos entre seguidores rivales en algunas partes del Delta del Níger y dos bombas en el remoto noreste, durante las votaciones, pero los observadores afirman que parece que se ha producido una gran mejora con respecto a previas elecciones. “Creo que es justo decir que estas han sido unas elecciones reales. Han sido unas votaciones reales”, señaló Kenneth Wollack, presidente del Instituto Democrático Nacional, NDI, que también ha vigilado otras votaciones, desde el fin del gobierno militar, hace 12 años.
Sin embargo, se cuestionaron los resultados en algunas zonas, incluida la productora de petróleo del Delta del Níger, donde grupos de protesta entraron a la fuerza en las oficinas de la comisión electoral, y en la capital, Abuya, donde los manifestantes entraron también en la sede del partido en el gobierno.
La votación ha sido considerada como una prueba de si los funcionarios electorales podrían organizar los comicios sin problemas y romper la historia de elecciones desacreditadas por relleno de urnas y vandalismo.
El partido del presidente Jonathan Goodluck, el Partido Democrático del Pueblo, PDP, estaba perdiendo posiciones frente a la oposición, Congreso de Acción de Nigeria, ACN, en el suroeste y el Congreso para el Cambio Progresivo, CPC, en partes del norte. Sin embargo, el partido en el gobierno ha obtenido mejoras en los resultados de otras partes.
De los escaños declarados para la Casa de los Representantes, cuando eran las 19 horas, el partido en el gobierno había obtenido sólo algo más de la mitad, comparado con el 77 % que tiene en el actual parlamento.
Tanto el portavoz de la Cámara de los Representantes como la hija del ex presidente Obasanjo han perdido su escaño en el senado.
“Por una vez, los nigerianos han hablado libremente”, dice Emma Muogbo, una profesora en la ciudad sureña de Onitsha, “Ahora pueden salir personas comprometidas que ocupen los escaños sabiendo que si no lo hacen bien, la gente votará para que se vayan”.
Las elecciones del pasado sábado, retrasadas una semana por problemas logísticos generalizados, fueron las primeras de un ciclo que incluye las presidenciales, el 16 de abril, y los gobiernos de los 36 estados de Nigeria, para el 26 de abril.
(IOL, 11-04-11)
