El Papa Francisco pone a una monja que trabajaba en Nyeri (Kenia) en camino de convertirse en santa

13/01/2015 | Crónicas y reportajes

Además de su trabajo como enfermera, Sor Irene de origen italiano, era miembro de las “Consolata Misssionaries Sisters” y estuvo atendiendo a los heridos en Kenia y Tanzania durante la Primera Guerra Mundial.

La beatificación es una tradición de la Iglesia Católica que declara a una persona “beata” y entonces ya forma parte del proceso de la canonización a la santidad. La ceremonia está presidida por el Papa o sus representantes.
Algunas personas han descrito a la Hermana Irene como «la de las botas de la gloria», ya que andaba y recorría largas distancias para ayudar a la gente.

Cuando el Papa Francisco anunció que seis hombres y mujeres se convertirían en santos y más tarde firmó un decreto que reconocía los milagros necesarios para las beatificaciones, casi nadie pensó que una persona vinculada a Kenia estaría presente en esa lista dada a conocer en junio del año pasado.

Para sorpresa de muchos, el nombre de la hermana Irene Stefani, que murió en Kenia el 31 de octubre de 1930, ocupa un lugar destacado en la lista de los que serán beatificados este año. La Hermana Stefani murió de peste después de atender a los aldeanos de Gikondi y Mukurwe-ini, en el condado de Nyeri, que habían contraído la enfermedad.

Cuando la hermana Irene murió, una de sus alumnas comentó: «la Hermana Irene no ha muerto a causa de una enfermedad, es el amor lo que la ha matado».

Nyina Wa Tha

Fue conocida popularmente, entre los feligreses de la Iglesia Católica de Gikondi, como «Nyaatha», una abreviatura de «Nyina Wa Tha», que en lengua kikuyu significa «madre de la misericordia».

El Papa ha delegado en el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano, la ceremonia de beatificación en Nyeri el 23 de mayo. Se han identificado y documentado diversos milagros de la Hermana Irene como prueba de su santidad para la beatificación.

Según la Iglesia Católica, la Hermana Irene será la primero en ser proclamada como santa un Siervo en Kenia y la segunda de la orden de los “Consolata Missionaries” después de su fundador, el Beato José Allamano.

Milagro extraordinario

La doctrina de la Iglesia católica especifica que para considerar un hecho como milagro éste debe haber ocurrido después de que los fieles recen por la persona que espera ser beatificada. Se considera que en el caso de la hermana Irene, este milagro ocurrió.

Lo documentos que se presentaron al equipo del Daily Nation que visitó a los Misioneros de la orden Consolata en Mathari, a las afueras de la ciudad de Nyeri, indicaron que el milagro ocurrió en una iglesia local en Napepe (Mozambique).

De acuerdo a los documentos mostrados por el Padre. Joseph Gitonga, catequistas de diferentes parroquias de Mozambique rezaron por la hermana Irene y aumentó el agua bautismal, permitiendo a los religiosos utilizarla durante tres días y medio.

El Padre Gitonga dijo que los catequistas habían sido aislados en la Iglesia Católica de Napepe junto con otras personas que se habían refugiado allí en 1989.

«Es increíble que la gente pudiera utilizar el agua tanto para beber como para bañarse, incluyendo a una niña recién nacida a la que se le puso el nombre de Irene”.

El sacerdote comentó que, desde entonces, habían ocurrido muchos más milagros por la intercesión de la Hermana Irene.

«Los creyentes viajan desde Mozambique, Italia, Corea, India, Etiopía y desde todo el mundo para venir a la iglesia de Mathari y pedirle a la hermana Irene Stefani para interceda por ellos», afirmó el Padre Gitonga.

«Esas botas polvorientas que ella llevaba para caminar, permanecen como testimonio de los kilómetros que recorrió bajo cualquier tipo de clima y en cualquier momento del día o de la noche».

El 14 de septiembre de 1930, la Hermana Irene visitó Nyeri para el tratamiento médico anual. Se dice que mientras estaba allí, Jesús le habló; «el pecado crucifica a Jesús de nuevo. «Antes mil muertes que un solo pecado”.

Los documentos de los Misioneros de la Consolata en Gikondi demuestran que allí hubo una epidemia de peste y que la Hermana Irene enfermó poco después de llegar allí.

El domingo 26 de octubre de 1930, durante la festividad de Cristo Rey, Sor Irene dirigió las oraciones del día, pero empezó a temblar. Se fue a la cama diciendo que sentía como le quedaba muy poco.

Algunas mujeres fueron a visitarla y comenzaron a llorar cuando vieron lo enferma que estaba. Ella les consolaba diciendo: «No lloréis, voy al cielo»

Al día siguiente, 31 de octubre de 1930, la Hermana Irene murió mientras repetía los nombres de Jesús, María y José.

[Fuente: nation.co.ke-Fundación Sur]

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