Algunas consecuencias humanitarias:
- Se pensó que el M23 había sido derrotado en 2013, pero se recuperó en los últimos meses.
- 170.000 personas han huido de sus hogares desde marzo, unos 700.000 congoleños han sido desplazados este año, elevando el número total de desplazados en el país a casi seis millones. La crisis de desplazamiento fue la tercera más grande del mundo en 2021, según el Consejo Noruego para los Refugiados
- Los niños constituyen la mitad de los desplazados recientemente, y muchos han sido separados de sus familias.
- La financiación es limitada para los grupos de asistencia humanitaria, y la inseguridad está obstaculizando su respuesta a la crisis actual.
- La República Democrática del Congo (RDC) acusa a Ruanda de respaldar al M23, aunque Kigali niega la acusación.
El M23 está dirigido por tutsis congoleños y forma parte de un linaje de grupos rebeldes de la República Democrática del Congo armados por Ruanda. El apoyo comenzó en la década de 1990 cuando Kigali persiguió a las milicias hutu que habían huido a la RDC después de cometer el primer genocidio en Ruanda.
La impune complicidad de otros gobiernos, regionales y extranjeros
Ruanda niega respaldar la ofensiva actual, mientras que Ngoma, el portavoz del M23, dijo que los funcionarios de la RDC están estableciendo vínculos con Kigali «para desacreditarnos«. Aun así, fuentes y expertos de la ONU informaron que la participación de Ruanda en el conflicto era segura. El “Mapping Report” de profesionales de la ONU, de 2015, prueba también la participación de Ruanda en el segundo genocidio de unos cuatro millones de personas en la región de Kivu, entre 1994-1996.
Los analistas señalan que Kigali podría estar apoyando al M23 para reafirmar su influencia política y económica en el este de la RDC. Esto llega en un momento en que sus rivales regionales, Burundi y Uganda, han desplegado tropas en los Kivus con la bendición de Kinshasa.
Los intereses de defensa de Ruanda también pueden influir en la crisis. Kigali afirma que la RDC está colaborando con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que incluye a los genocidas hutu. El grupo es relativamente débil, pero representa una amenaza simbólica para un estado ruandés controlador y consciente de la seguridad.
Esa discriminación tiende a aumentar durante los períodos de actividad del M23. Tanto los ruandeses como los congoleños de ascendencia ruandesa han sido blanco de discursos de odio y ataques físicos en la República Democrática del Congo en las últimas semanas.
Las tensiones podrían aumentar si la M23 avanza hacia Goma, que se encuentra a unos 70 kilómetros al sur de la ciudad de Rutshuru. Sin embargo, Ngoma, el portavoz rebelde, señaló que latoma de la ciudad, tal y como lo hicieron en 2012, no está en los planes del grupo.
El gobierno congoleño ha pedido que el M23 se retire de Bunagana, la ciudad fronteriza que ocupan actualmente, aunque no está claro si los rebeldes estarían dispuestos a renunciar a esa ventaja militar.
Mientras tanto, el ejército congoleño se está beneficiando de un raro aumento del apoyo de los residentes locales en Kivu del Norte. Los oficiales del ejército dicen que darán la bienvenida a los jóvenes que quieran unirse a sus filas, aunque los refuerzos han tardado en llegar al frente.
Lázaro Bustince
[CIDAF-UCM]