Los partidarios del presidente electo de la República Centroafricana (RCA), Faustin-Archange Touadera, han celebrado ampliamente su elección y han mostrado su alegría por las calles Bangui. «La tarea más difícil viene ahora, la reconstrucción del país en la unidad y la paz, para un desarrollo sostenible», según declara a la AFP el que fuera un tiempo su rival, Enoch Derant Lakoue.
Después de ganar las elecciones, el ex profesor de matemáticas ahora presidente de la RCA, Faustin-Archange Touadera, se enfrenta a la difícil tarea de poner de nuevo en pie una nación paralizada por tres años de violencia sectaria.
La espiral de tres años de violencia entre musulmanes y cristianos, que ha dejado miles de muertos y ha obligado al desplazamiento de más de 400.000 personas, ha interrumpido la agricultura, el transporte y los servicios públicos en una de las naciones más pobres del planeta.
Touadera dijo a sus compatriotas, en un reciente discurso, que sentía el peso de sus expectativas sobre sus hombros.
«Vuestra confianza me anima a poner en marcha, urgentemente, las acciones necesarias para levantar nuestro país y para que se convierta en un fraternal y próspero estado» declaró.
Un profesor, convertido en político, que ganó más del 60% de los votos contra el ex primer ministro Anicet-Georges Dologuele. El propio Touadera fue primer ministro durante el gobierno, de 10 años, de Francois Bozize, cuya destitución en 2013 desencadenó las últimas contiendas.
A sus 58 años de edad, se hace cargo de un país rico en recursos naturales, pero sumido en la pobreza después de un régimen de transición que contó con el apoyo de fuerzas internacionales, sobretodo de Francia y los EE.UU.
A pesar de su potencial minero, incluyendo el oro, «el estado perdió sus ingresos a manos de los grupos armados que se convirtieron a sí mismos en agentes de aduanas, funcionarios, responsables de los impuestos y cualquier otra cosa», aseguró el Sr. Lakoue.
Los grupos armados se han ido, con el tiempo, afianzado en componentes de la nación y el nuevo líder tiene poco margen de maniobra, según los observadores.
Los problemas más acuciantes incluyen la restauración de la seguridad, el desarme de los combatientes de las diversas fuerzas rebeldes y reformar la administración nacional, explicó el economista Sr. Nzotene.
«Si él no es bueno jugando al Mikado (juego consistente en ir cogiendo palillos sin tirar o mover los demás), cogiendo los palillos seguros sin hacer que los otros caigan… el regreso al punto de partida será fatal», advirtió Nzotene.
Al igual que sus predecesores, Touadera dependerá en gran medida de la ayuda exterior para proporcionar seguridad y para garantizar que el Estado puede pagar los salarios cada mes.
La ONU tiene 10.000 soldados en el país, mientras que la misión francesa cuenta con, aproximadamente, 900.
Según Lakoue «es necesario un plan de emergencia, que implica a los donantes internacionales. El país no tiene prácticamente dinero».
Uno de los mayores retos del nuevo líder será el regreso de sus 7.000 efectivos del ejército, las Fuerzas Armadas de la RCA (FACA), que están de nuevo en las calles de Bangui después de haber permanecido dentro de los cuarteles durante el conflicto, donde no eran rival para las milicias. Pero la decisión del ministro de Defensa interino, Joseph Bindoumi, de traerlos de vuelta ha suscitado cierta preocupación.
«Es demasiado pronto, todavía no se dan las condiciones necesarias para un ejército profesional y étnicamente equilibrado», dijo el responsable de Gabón de la misión de la ONU en la RCA, Parfait Onanga-Anyanga.
El Consejo de Seguridad de la ONU, por su parte, ha declarado un embargo de armas y entrenamiento militar a la RCA hasta principios de 2017, argumentando que la prioridad es la reconstrucción del estado.
Eso ya en sí, será una ardua tarea con el PIB cayendo en picado en medio del conflicto, en un país donde casi el 70% de los 4,8 millones de habitantes vive en la pobreza. En 2014 el Banco Mundial estimó unos ingresos per cápita de 320 US dólares (285 euros).
El principal activo de Touadera es el deseo, de la población de la RCA, de ver restaurada la paz, un deseo expresado por muchos votantes, en el momento de emitir sus votos.
Dologuele denunció un «fraude masivo» en la segunda ronda de las votaciones, pero reconoció la derrota y prometió no apelar a la Corte Constitucional que es quien valida los resultados.
Incluso las personas que votaron por Dologuele afirman estar dispuestos a apoyar al nuevo jefe del Estado siempre que lleve a cabo una política capaz para restaurar la paz.
«Dios decidió lo sucedido y sólo podemos someternos a su buena voluntad. Yo, personalmente, voté a Dologuele pero no fue el elegido y eso no es un motivo para el descontento, ni para las protestas «, declaraba un ciudadano. «Voy a apoyar a mi nuevo presidente, mientras que, por supuesto, tome el camino correcto», agregó.
Un estudiante, Eric Nguia Tamale, exponía: «el país está en el suelo y nadie va a recogerlo si no somos nosotros, los centroafricanos».
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