En un contexto en el que el financiamiento climático en África es crucial para la resiliencia del continente a los impactos devastadores del cambio climático, Ashley Kitisya, jefa de programas del Movimiento Laudato Si’ en África, ha realizado un llamamiento rotundo y ha solicitado al Grupo del Banco Africano de Desarrollo (BAfD) que garantice que su financiación climática no perpetúe las injusticias existentes, sino que sirva como palanca para un desarrollo más justo y equitativo.
En una entrevista reciente, Kitisya expresó su opinión sobre la reciente aprobación por parte del Fondo Verde para el Clima de 151 millones de dólares para un importante programa de resiliencia climática en el Cuerno de África, un proyecto apoyado por el BAfD. Si bien acogió con agrado la financiación, también destacó la importancia de su enfoque:
“El Banco debe garantizar que el financiamiento climático sea equitativo y no exacerbe las desigualdades existentes, incluida la deuda, la soberanía alimentaria y el acceso a la energía”.
La aprobación de esta financiación representa un paso importante, pero Kitisya se mantiene cauteloso. Critica en particular “la continua inversión del BAfD en combustibles fósiles, particularmente gas”, y pide una mayor transparencia y rendición de cuentas en la gestión de los fondos climáticos como parte de una demanda más amplia de cumplimiento de las normas internacionales de derechos humanos:
“La transparencia, la rendición de cuentas y la consulta con las comunidades afectadas deben ser prioridades en todas las decisiones sobre financiación climática”.
Si bien los 151 millones de dólares aprobados recientemente son un importante paso adelante, los fondos disponibles para una verdadera resiliencia climática en África siguen siendo, según ella, insuficientes. Esta subvención incluye 90,7 millones de dólares en subvenciones y 60,3 millones de dólares en préstamos, pero la pregunta sigue siendo: ¿serán realmente suficientes estos montos para transformar de manera sostenible los sistemas agrícolas y socioeconómicos de las comunidades más vulnerables?
El programa “Fortalecimiento de la resiliencia climática para la alimentación y los medios de vida en el Cuerno de África”, que beneficiará a 4,6 millones de personas en Yibuti, Somalia, Kenia, Etiopía y Sudán del Sur, es de vital importancia. Esta región es una de las más expuestas a los riesgos climáticos y está experimentando fenómenos climáticos extremos como lluvias erráticas, olas de calor y sequías e inundaciones recurrentes.
Estos cambios climáticos están exacerbando los desafíos socioeconómicos existentes. Las comunidades agropastoriles, que dependen de la agricultura de secano, ven amenazados sus medios de vida. La degradación del suelo, el aumento de las enfermedades en el ganado y los seres humanos y una disminución de la productividad agrícola son todas consecuencias dramáticas. En este sentido, el proyecto del BAfD, administrado a partir de 2025 e implementado durante un período de seis años, tiene como objetivo fortalecer la resiliencia de estas comunidades durante los próximos 25 años.
Sin embargo, detrás de este prometedor proyecto, persisten preocupaciones. Kitisya destacó en particular los riesgos relacionados con el aumento de la deuda pública en los países beneficiarios de este programa. «La financiación actual, que incluye un préstamo de 60 millones de dólares, podría exacerbar la ya alarmante crisis de deuda en esta región«, advirtió. De hecho, muchos países africanos, y en particular los del Cuerno de África, ya están muy endeudados, lo que limita su capacidad para invertir en proyectos sostenibles a largo plazo.
La dependencia de los combustibles fósiles es otro punto sensible. Si el continente africano todavía necesita satisfacer las crecientes necesidades energéticas, es crucial, según Kitisya, no seguir invirtiendo masivamente en infraestructuras de combustibles fósiles, como el gas. Aboga por una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, en línea con los objetivos globales de reducción de carbono.
Para garantizar la eficacia y la equidad del financiamiento climático, Ashley Kitisya llama a realizar consultas significativas con las comunidades locales, a menudo las más afectadas por el cambio climático, pero también las más marginadas en los procesos de toma de decisiones. Una gobernanza climática inclusiva, que tenga en cuenta las necesidades específicas de las poblaciones vulnerables, es esencial para evitar que estas iniciativas, por muy bien intencionadas que sean, empeoren las desigualdades.
Así, la financiación climática en África debe repensarse para que no sea sólo una respuesta a la emergencia climática, sino también un catalizador para un desarrollo sostenible y equitativo, respetuoso de los derechos de las poblaciones. En un continente que enfrenta desafíos ambientales y socioeconómicos sin precedentes, ahora es el momento de actuar. Sin embargo, como subraya la representante del Movimiento Laudato Si’, esta acción debe guiarse por principios de justicia, inclusión y sostenibilidad.
George Nwachukwu
Fuente: RECOWA
[CIDAF-UCM]