El llamado “milagro económico” de Ruanda es un espejismo

4/12/2014 | Crónicas y reportajes

En un artículo escrito en The Guardian, en abril de 2014, el ex primer ministro británico, Tony Blair, describió a Ruanda como “un rayo de esperanza».

El presidente de Ruanda, Paul Kagame, a quien le gusta hacerse notar, ha construido, en su país, lo que él llama un «gigante económico africano». En el Wall Street Journal de mayo de 2013, se jactaba de que, en la búsqueda de un patrón económico, vio en Asia del este los modelos de inspiración económicos y que, como resultado, Ruanda ahora se encuentra en el camino hacia la madurez económica. Kagame, en otras palabras, afirma haber construido el «Singapur” de África.

La mayoría de los observadores, incluyendo a los detractores de Kagame por los horrores cometidos contra los derechos humanos parecen haberse “tragado” el cuento de que ha construido una formidable potencia económica a pesar de la supresión de las libertades. Los críticos ven una especie de compromiso entre lo que sería el desarrollo y las libertades fundamentales ya que Kagame ha tenido éxito en lo primero. Hay una cierta esperanza.

Pero si echamos un vistazo a la realidad económica de Ruanda, no hace falta más que mirar la última Actualización Económica del Banco Mundial, de agosto de 2014 y confirmar lo que ya sabemos, es decir, que el “éxito” de Ruanda es un espejismo. La conclusión general del informe es que, incluso antes de la supresión de la ayuda, cuando los donantes cortaron sus ayudas a Ruanda en 2012 (debido a sus guerras con la RD del Congo), el país había logrado estimular una transformación significativa de su economía, que se caracterizaba por el desarrollo de un gran sector público, el dominio de los sectores no comercializables y la limitada inversión privada. Dicho de otra manera, la alta tasa de crecimiento de Ruanda que había promediado el 8% anual entre 2003 y hasta 2012, antes de la reducción al 4,7% en 2013 debido a la suspensión de la ayuda exterior, estuvo encabezada por los servicios no comercializables y la inversión del sector público que fue financiada esencialmente por subvenciones de ayuda recibidas del exterior.

Pocas estadísticas provenientes de la Actualización Económica ofrecen nuevas perspectivas sobre el llamado “gigante” económico de Kagame:
• El 73% de la economía de Ruanda está compuesta de «no comercializables» lo que significa que los servicios o bienes utilizados para el consumo interno no son comparables a las importaciones o exportaciones.
• La ayuda externa representa el 20% del Producto Nacional Bruto (PNB), un porcentaje muy alto comparado con otros países vecinos como Kenia 7,2%, Tanzania 10,4%, Uganda 10,4%,y el promedio del África subsahariana que es del 3,4%, lo que significa que dependen mucho menos que Ruanda del exterior
• Especialmente preocupantes son sus problemas estructurales tales como el sector privado, totalmente subdesarrollado y su débil infraestructura, que siguen socavando el crecimiento económico.

El sector privado de Ruanda está compuesto de:

• 354 Grandes contribuyentes, con un volumen anual de 1,4 millones de dólares y que representan el 0,3% de todos los contribuyentes.
• 1.938 Contribuyentes medianos, con un volumen anual de 74.000 dólares, representando el 0,7% del global de todos los contribuyentes.
• Finalmente, 110.916 pequeños contribuyentes con un volumen de 14.000 dólares y que representan el 98% de todos los contribuyentes.

En 2013, los 354 grandes contribuyentes pagaron el 64% de todos los impuestos en Ruanda. El minúsculo tamaño del sector privado de Ruanda explica por qué sólo 309.648 personas de un total de 5,5 millones de población activa, tenían empleos en este sector en 2012. Más de 5,2 millones de ruandeses de edades comprendidas entre los 16 y los 65, siguen atrapados en la agricultura de subsistencia y en los sectores “informales”, aquellos que han logrado emigrar a grandes centros urbanos.

El gran problema del sector privado de Ruanda es el auge del capitalismo que gira en torno al conglomerado de personas pertenecientes al partido gobernante, conocido como Crystal Ventures Ltd (CVL), que domina todos los sectores clave como los bienes raíces, la construcción y las telecomunicaciones. El uso de la información privilegiada y el acceso a los fondos de la seguridad social hacen que la CVL se haya convertido en el mayor holding de Ruanda que se alimenta de los contratos del estado. El grupo, es ahora el segundo mayor generador de empleo después del gobierno.

Analizando la infraestructura económica del país, es en particular el sector de la energía, el que desmiente el “milagro” de Kagame. No menos del 85% del consumo de energía en Ruanda se produce a partir de restos orgánicos, el 11% de productos derivados del petróleo y sólo el 4% viene de la electricidad. El promedio anual de consumo per cápita de electricidad por habitante en África es de 457 kW. El consumo per cápita de energía en Ruanda es de sólo 41 kW, de los cuales la mayor parte se consumen en la capital, Kigali.

El éxito económico de Ruanda se debe, en gran parte, a la ayuda exterior incluso después de los recortes y las suspensiones, las subvenciones aún ocupan un lugar preponderante en Ruanda. Por ejemplo, mientras que la financiación nacional de Ruanda para el presupuesto nacional del 2014/2015 se prevé que sea de 1,4 billones de dólares, la concesión de ayudas y préstamos en condiciones favorables, le proporcionarán 952 millones lo que representa el 38% del presupuesto total. En comparación con otros países vemos como Ruanda dispone de una ayuda exterior per cápita de 77 dólares, frente a los 53 de Burundi, los 61 de Kenia, 59 en Tanzania y 46 en Uganda.

En cuanto a la supuesta disyuntiva entre derechos económicos y derechos humanos, estamos siendo testigos de un caso en el que se pierde en ambos frentes.

René C. Mugenzi(1)

(1)René C Mugenzi es el presidente y fundador de la Campaña Mundial, con sede en Londres, para los Derechos Humanos en Ruanda.

www.rwandansrights.org

[Fuente: Pambazukanews-Fundación Sur]

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster