Algunos representantes del ACNUR facilitan actividades terroristas», dijo el ministro del Interio de Kenia Joseph Nkaissery, con lo que avivó la polémica con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, que terminó en la mira del gobierno keniano por haber acogido a miles de refugiados somalíes.
El funcionario hizo referencia al campo de Dadaab, cerca de la frontera con Somalía, donde viven alrededor de medio millón de refugiados y solicitantes de asilo. «Un refugio para terroristas» dijo Nkaissery, quien luego denunció la «presunta participación o al menos la negligencia» de algunos miembros del ACNUR. Hace unos meses, el gobierno keniano también había declarado que tanto el atentado de hace dos años contra el centro comercial de Nairobi como la masacre en el campus universitario de Garissa de abril habrían sido «planeados» en los campos de refugiados.
Una interpretación tentativa, más allá de las crónicas de las acusaciones recurrentes, la dio el periódico The Nation: «La denuncia de vínculos entre el personal del ACNUR y el terrorismo probablemente marcará un punto de inflexión en los esfuerzos del gobierno para asegurarse de que miles de refugiados sean repatriados»
MISNA (Fundación Sur)