El secretario general del gobierno de Burundi, Phillip Nzobonariba, en un comunicado emitido el pasado fin de semana, ha calificado de “verdadera declaración de guerra” el informe de la Organización de Defensa de los Derechos Humanos, Human Right Watch – HRW.
Este informe que está basado, según HRW, en investigaciones sobre el terreno llevada a cabo en 2011 y principios de 2012, trata de la violencia política en Burundi, desde las últimas elecciones, en 2010.
El informe relata casos de docenas de personas que sido asesinadas en ataques políticamente motivados, durante este periodo. Desvela también que la violencia se ha agravado en 2011, con una serie de asesinatos de objetivos marcados y en represalia.
LA ONG internacional informa de que las fuerzas de seguridad burundesas, los servicios de inteligencia, los miembros del partido en el poder así como los miembros de grupos de la oposición, todos han recurrido a la violencia contra sus supuestos adversarios. El informe documenta numerosos casos de asesinatos políticos, incluido el ataque de Gatumba, en septiembre de 2011.
HRW señala también la impunidad de la que se siguen beneficiando la gran mayoría de los autores de estos crímenes. El informe incluye también con recomendaciones dirigidas al gobierno burundés, a los dirigentes de los grupos de oposición y a los actores internacionales.
El gobierno burundés está muy irritado por el informe de HRW, ha respondido en un comunicado en el que se rebela porque “los informes precedentes eran percibidos por Burundi como simples señales de provocación, pero el que acaba de salir, sólo ya con el título que lleva, constituye una verdadera declaración de guerra al pueblo burundés, condenado según la ONG, a desaparecer si persiste en vivir con los dirigentes que ha elegido en las últimas elecciones”.
Para el portavoz del gobierno, la ONG pretende “manchar la imagen de Burundi y a través de sus agentes sobre el terreno, principalmente los partidos políticos de la oposición, ciertas asociaciones de la sociedad civil y ciertos medios locales, que en realidad son los verdaderos redactores de los informes sobre los que la ONG HRW no hace más que aportar la firma”.
El objetivo es, según M. Nzobonariba, “deformar la imagen de Burundi, por la manipulación, la mentira y la deformación de los hechos, porque los autores de estos informes son persuadidos de que el uso de la fuerza es la primera opción, algo que ya no es posible actualmente en Burundi”.
(Agence de Presse Africaine, 07-05-12)
