El futuro de la Humanidad podría depender de África

13/06/2022 | Editorial

cidaf-ucm_logo_blanco-31.png
En 30 años, una de cada cuatro personas en el planeta será africana, según informes de la ONU, la BBC y Mo Ibrahim sobre la población mundial.

Nuestra especie, el Homo sapiens, que se originó hace cientos de miles de años en África, podría tener su continuidad como humanidad dependiendo de África.

Para estimar cómo será la población mundial en 2100 los expertos realizan proyecciones basadas en una serie de factores, principalmente la llamada tasa global de fecundidad (TGF), que es un promedio de la cantidad de niños vivos que nacen por cada mujer.

Para que una población pueda crecer, o al menos mantenerse estable, es necesario, como mínimo, una TGF de 2,1, es decir, que el promedio de nacimientos sea de 2,1 hijos por mujer.

Esa cifra se conoce como la «fecundidad de reemplazo» y la idea detrás es sencilla: como las mujeres son casi la mitad de la población, si cada una tiene al menos dos bebés la población no disminuirá.

Según muestran las estadísticas de la División de Población de la Organización de Naciones Unidas, en 1950 las mujeres a nivel mundial tenían en promedio 5 hijos.

Eso llevó a que la población del planeta se triplicara en menos de un siglo. Se estima que para finales de 2022 o comienzos de 2023 la población mundial alcanzará los 8.000 millones.

Sin embargo, factores como la creación y diseminación de mejores métodos anticonceptivos y el desarrollo profesional de las mujeres en muchos países, entre otros, llevaron a que la TGF cayera a menos de la mitad, y en 2022 las mujeres del mundo tienen, en promedio, 2,4 hijos.

Los expertos proyectan que la población mundial llegará a su punto máximo en unas décadas y luego empezará a caer. La ONU estima que el mundo llegará al borde de los 11 mil millones de habitantes para 2100 antes de empezar a reducirse.

La proyección más reciente, realizada en 2020 por el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, indica que para finales de este siglo 183 de los 195 países del mundo tendrán una tasa de fertilidad por debajo de los niveles requeridos para reemplazar a su población.

A primera vista este descenso poblacional puede sonar como una buena noticia, después de todo, un mundo menos sobrepoblado podría ser uno más sostenible. Pero detrás de las cifras se esconde una realidad muy compleja, con una población crecientemente avejentada que no podría mantener el crecimiento económico.

En este contexto, muchos miran con interés al continente africano, en particular a los 54 países de África subsahariana. Es precisamente en esta zona, que es la cuna de la humanidad, donde la población sigue creciendo. Las proyecciones indican que se duplicaría para 2050, alcanzando los 2.500 millones.

Esto significa que en menos de treinta años un cuarto de la humanidad podría, potencialmente, ser africana. El crecimiento poblacional de África es dos veces más veloz que el de Asia del sur y casi tres veces más que el de América Latina. Y lo que lo impulsa es una particularidad única de esta región: en la mayoría de los países africanos al menos el 70 % de los ciudadanos tiene menos de 30 años.

Algunos expertos advierten que esta disparidad entre África y el resto de los continentes provocará cambios profundos en el mundo que conocemos hoy. En África subsahariana la TGF es de 4,70 hijos por mujer, casi el doble de la tasa mundial. Mientras que, en la mayor parte de Europa, Asia oriental y sudoriental, Oceanía, América del Norte y grandes partes de América Latina la tasa de fecundidad ya cayó por debajo del nivel de reemplazo de 2,1.

Los países que han liderado el orden mundial durante el último siglo, hoy se están convirtiendo en las sociedades más envejecidas de la historia. Por el otro, están las naciones más pobres y menos poderosas del planeta, donde la mayor parte de la población es joven.

En 2100, una de cada tres personas del planeta nacerá en el África subsahariana», destacó F. Soudan, editor de Jeune Afrique. Nigeria superará en población a China, convirtiéndose en el segundo país más grande después de la India.

Mientras que naciones como Japón, España, Italia, Portugal, Tailandia y Corea del Sur verán su población reducida a la mitad a fin de siglo, la población de África subsahariana se triplicará.

Las proyecciones de la ONU son aún mayores, y prevén que la población africana alcanzará los 4.300 millones para 2100, equivalente a casi el 40 % de la población mundial.

La edad media para estos países africanos ronda los 19 años, mientras que en Europa es de 42 años. Esto llevara necesariamente a un fenómeno migratorio, que ya ha comenzado y que es imparable y necesario. Requiere planificación y negociación.

Según las estimaciones realizadas, para mantener su población en los niveles actuales, Europa necesita integrar cada año “entre 2 y 3 millones de inmigrantes”. África será la principal fuente de juventud en un mundo cada vez más envejecido.

China ha aumentado las inversiones en el continente africano con la construcción de puertos, aeropuertos, carreteras y escuelas, entre otras infraestructuras. Europa debe dejar de lado sus representaciones estereotipadas y su marginación de África para fomentar una mayor colaboración por una educación de calidad, desarrollo integral para el empleo de los jóvenes y el bien de los pueblos africanos.

Los grupos militantes reclutan en África a jóvenes sin empleo con la promesa de un salario. La zona del Sahel, en el norte de África Subsahariana, podría convertirse en una región de hambrunas y de violencia.

El destino de África y del Planeta, dependerá en gran medida de lo que hagan hoy los líderes del continente africano. Lo más razonable será que los ciudadanos-as de cada país no dejemos el presente y el futuro de la humanidad en manos unos líderes irresponsables y tomemos todos parte activa en la gestión del poder y de los recursos por el bien de nuestra Humanidad. Un compromiso concreto sería el fomentar la acogida de los inmigrantes que nos llegan cada día.

La juventud africana y, particularmente, la mujer africana, deben tomar todo el protagonismo que se merecen para garantizar una gobernanza competente y ética, una gestión colaborativa de la economía, de la educación y de la salud para conseguir un desarrollo sostenible y ecológico para el buen vivir de todos en sociedades cada día más cosmopolitas y ricas en diversidad.

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

    ¡Visita su sitio web personal!

Más artículos de Bustince Sola, Lázaro