El informe/auditoría del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea no duda en calificar como negativa la gestión de la ayuda acordada por Europa a la República Democrática del Congo (RDC). A lo largo de 8 años, la UE ha aportado, entre 2003 y 2011, 1,9 mil millones de euros; la auditoría denuncia “evaporación de ayudas financieras” y “progresos lentos, variables y globalmente limitados”. En consecuencia, la recomendación cara al futuro es que la UE debe implicarse más en el seguimiento y control de la buena utilización de los fondos de ayuda y ser más exigente ante los responsables de la RDC, algo que, evidentemente, ha fallado.
Los auditores han permanecido tres semanas en Kinshasa, Bajo Congo y este del país, con objeto de verificar sobre el terreno los efectos de la ayuda europea. El informe anota el éxito de algunos programas, pero califica de muy limitados los resultados globales. El tribunal de cuentas ha examinado con especial atención el apoyo financiero de la UE a los dos procesos electorales (elecciones presidenciales y legislativas) de 2006 y 2011, a la reforma de la policía y de la justicia; la conclusión es taxativa: menos de la mitad de los programas han obtenido los resultados esperados. La auditoría ha descubierto, por ejemplo, que no hay rastro alguno de un programa de formación de 1.000 policías, que se han evaporado, financiados antes de la elección presidencial de 2006. Los auditores señalan que no se evaluaron adecuadamente los riesgos, que los objetivos eran en exceso ambiciosos, que no existió un seguimiento ni hubo coordinación y, sobre todo, que la ayuda financiera no estaba “condicionada”; y se preguntan por qué esta ayuda no estaba sujeta a condiciones de democracia y buen gobierno. El tribunal de cuentas hace un llamamiento a la UE para que se muestre más firme y exigente ante las autoridades congoleñas.
El Comisario para la ayuda al desarrollo, Andris Piegalgs, ha replicado que la condicionalidad sistemática podría ser ineficaz e incluso contra-producente y que la UE no tenía más remedio que “contemporizar” o adaptarse al estilo peculiar de las autoridades congoleñas. El comisario propugna una política de “pequeños pasos”.
La reacción del gobierno congoleño por medio de su portavoz Lambert Mende no se ha hecho esperar. Denuncia el intento de hacer responsables de la mala gestión de los proyectos a los dirigentes congoleños, tal y como podría deducirse de la auditoría. «Contestamos esta amalgama que da a entender que las autoridades de la RDC comparten la responsabilidad del despilfarro que se denuncia”. “La concepción, definición y ejecución de la gran mayoría de los programas financiados en nuestro país por la ayuda europea al desarrollo han sido realizadas por operadores elegidos por la UE sin intervención alguna por parte congoleña”. “Nos sorprende que la constatación establecida del fracaso busque atribuirlo a las autoridades congoleñas, cuya implicación es puramente simbólica y se resume generalmente a la ceremonia de inauguración de los proyectos que se entregan llave en mano”.
Ramón Arozarena, 3.10.2013
Fuentes: Afrikarabia, Radio Okapi, AFP.
