La muerte del escultor senegalés Ousmane Sow, ocurrió el jueves en Dakar a la edad de 81 años, es «una pérdida muy grande para la escultura de Senegal y de África», declaró a la AFP el ministro senegalés de Cultura, Mbagnick Ndiaye.
Ousmane Sow era un verdadero embajador de la cultura» de Senegal, aseguró Ndiaye, contactado por teléfono en Abu Dhabi donde se encontraba para asistir a una conferencia internacional sobre el patrimonio en peligro de extinción el viernes y el sábado.
«Las obras de arte que expuso en todo el mundo demuestran que era un gigante de la cultura. Es una verdadera pérdida», añadió el ministro.
Según su familia, Ousmane Sow que murió en el Hospital Principal de Dakar, donde estuvo perfectamente atendido, se lleva con él sueños y proyectos que su cuerpo, demasiado cansado no ha podido llevar a cabo.
Ousmane Sow era conocido por sus monumentales esculturas de guerreros que han dado la vuelta al mundo. El gran público le descubrió en 1999 durante una retrospectiva en el Pont des Arts en París. Sus guerreros Masai de Kenia, los luchadores de la etnia Nuba de Sudán del Sur, los gigantes indios americanos congelados en movimiento, atrajeron a más de tres millones de personas.
Nacido el 10 de octubre de 1935 en Dakar, no se convirtió en artista hasta los 50 años después de haber trabajar como fisioterapeuta en París y en Senegal. Su conocimiento de la anatomía muscular le sirvió para sus creaciones. «Me puedo vendar los ojos y hacer un cuerpo humano de pies a cabeza», explicaba.
Fue el primer africano a unirse en 2013 a la Academia Francesa de Bellas Artes como miembro asociado extranjero.
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Fundación Sur
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