El escritor y periodista Mia Couto considera que «A Europa aún le falta mucho para conocer la diversidad de voces que vienen de África» ??y lamentó que, en el contexto mundial, el África lusófona sea un «suburbio del suburbio». Las declaraciones se realizaron en el marco de la fiesta literaria de Sant Jordi el 23 de abril en Barcelona, ??en la que Couto fue el encargado de dar el pregón.
«Europa no conoce la literatura africana y, aunque la situación ya ha mejorado mucho, siguen siendo algunos nombres, en buena parte nigerianos de la diáspora, que cuentan una cierta visión de su mundo; pero creo que todavía falta mucho para conocer el continente lingüísticamente más rico del mundo», afirmó.
La influencia del colonialismo en la literatura mozambiqueña
Couto afirma que África heredó algo que no es propio, un peso de Europa, que se tradujo en tres Áfricas: la francófona, la anglófona y la lusófona. «Si África ya es un suburbio en el contexto del mundo, la lusófona es un suburbio del suburbio, porque no tiene el peso cultural del inglés y del francés». El patrimonio lingüístico que Mozambique recibió fue «un logro mutuo que compartimos». Hoy el portugués se ha enriquecido con Brasil y los cinco países africanos y terminó por aceptar contribuciones de otras culturas.
El autor, que hace referencias a la guerra civil de Mozambique y el colonialismo portugués en su obra literaria, considera que «la paz en el sentido formal, es un proceso aún en curso». La contribución de la literatura para ese proceso de paz es, en opinión del escritor, «haber hecho una incursión en un territorio prohibido: la memoria de la guerra». Mia Couto comentó que si alguien visita hoy a Mozambique, parece que no hubo guerra y eso sucede porque «las personas optaron por olvidar, no fue una cosa de las fuerzas políticas, sino de las personas, pues las raíces de la guerra continúan vivas y nadie quiere reabrir esa caja de Pandora”. La literatura ha ayudado a «revisitar ese tiempo cruel e intentó rehumanizarla a través de historias contadas por las personas que en ella intervinieron», dijo.
Couto y su relación con la literatura
Sobre el Día del Libro, Mia Couto confesó que le hablaron tanto de Sant Jordi que es como si ya conociera la fiesta: «Es algo extraño en el mundo y esto es motivo de esperanza en los tiempos que corren».
Sus inicios en la poesía fueron resultado «más de incompetencia que de competencia» y, como hijo de un poeta, creció con la poesía en casa. «Mi padre vivía poéticamente y daba importancia a cosas que no eran visibles, que eran inútiles y eso nos ayudó a tener una visión del mundo. Fue él quien me robó los versos que salieron en el periódico y que publicó sin mi autorización; y aunque me molesté mucho con él, ahora le estoy eternamente agradecido».
A pesar de que posteriormente se ha dedicado a la narrativa, Mia Couto sigue considerándose «un poeta que cuenta historias» y añade que «en Mozambique es difícil no ser poeta, porque este encuentro entre diferentes visiones del mundo sólo se puede resolver a través de la poesía”. El lirismo africano que se produce de norte a sur está íntimamente ligado a una cultura dominada por la «oralidad», en un continente en el que las tradiciones orales están muy vivas.
Sobre la cuestión del rigor, el escritor relató: «Una vez un mono vio un pez en un río y pensó que el pobre animal se ahogaba. Lo cogió, y verificando que se movía, pensó que era de felicidad, pero acabó por morir. Pensó que si hubiera llegado antes, habría podido salvarlo. El mundo está lleno de salvadores, y esta historia fue el mejor combate a la demagogia de lo político».
Planes de publicar un nuevo libro
Después de haber publicado recientemente la Trilogía de Mozambique («Las Arenas del Emperador», «La Espada y la Azagaia» y «El Bebedor de Horizontes»), Mia Couto ya tiene escritos doce capítulos de su nuevo el libro, una novela sobre la infancia en su ciudad natal de la Beira. «Hace unas semanas iba a visitar mi ciudad, para reactivar memorias, pero justo ocurrió el huracán y no pude. Evidentemente, ese hecho cambiará profundamente mi historia, pues yo iba en busca de mis recuerdos y algunos de esos lugares ya no existen», señaló Mia Couto, que en este momento se siente algo «perdido” y “huérfano” de su propia infancia.
El escritor revela además su conexión a la poesía de Federico García Lorca y de Miguel Hernández, como herencia poética de su padre pero también por la «empatía política con la historia que encarnaron ambos», un vínculo que perduró en el tiempo gracias a las versiones musicales de Joan Manuel Serrat.
Fuente: Africa21digital
[Traducción, Javier Ramos López]
[Fundación Sur]
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