En los Juegos Olímpicos de 1984, por primera vez, se corrió la carrera de 400 metros vallas femenina. Con camiseta verde, pantalón rojo y dorsal 272, Nawal el Moutawakel corre por la calle 3. Es la única representante de su país en los Juegos Olímpicos y su padre había muerto unas semanas antes. Esto no impidió que la marroquí convirtiera ese 8 de agosto de 1984 en el día en que una atleta africana ganó por primera vez una medalla olímpica.
El estadio del Coliseo de Los Ángeles estaba lleno a rebosar para ver la primera carrera de 400 metros vallas de mujeres. Los amantes de la disciplina esperaban un duelo entre la rumana Cristieana Cojocaru y la estadounidense Judi Brown. Sin embargo, la estrella de esta carrera será marroquí. La propia marroquí se sorprende tanto como el público. «Pocos metros antes de la línea de llegada, volví la cabeza. Vi a las otras atrás. No lo podía creer». Cada metro es una lucha que la joven marroquí mantiene valientemente, bajo los asombrados ojos del mundo olímpico. Elevándose sobre cada valla con gracia y velocidad, Nawal el Moutawakel hace la carrera perfecta. Una carrera que no se habría atrevido a soñar la noche anterior ni en sus mejores sueños. Finalmente, la oriunda de Casablanca ganó la carrera por delante de las dos favoritas, batiendo el récord africano de la época. Se convirtió, ese día, en la primera africana en ganar una medalla de oro Olímpica.
Después de este logro, Nawal el Moutawakel ganó de nuevo dos competiciones continentales de esta disciplina antes de convertirse en entrenadora y miembro de la Federación egipcia de atletismo. Muy activa en política, la marroquí fue elegida recientemente para el Parlamento de su país.
ecceafrica.com
Fundación Sur
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