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Inicio > REVISTA > Opinión > ![]() El descuido de las minorías en Uganda en esta pandemia del COVID 19 es malo para todos
13/07/2020 -
En febrero de 2012, un gran incendio arrasó el Parque Nacional de las Montañas Rwenzori. En esta área de significativa importancia de conservación, la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda (UWA) no había esperado ni estaba preparada para tal crisis y luchó para extinguir el fuego a gran altitud. Los guardabosques lo combatieron durante más de dos semanas, pero aún así ardió bastante antes de que el jefe de guardia, en lo que pudo haber sido un desesperado último recurso, contactó al Omusinga, el líder de una comunidad local tradicional. Este grupo indígena tiene largos lazos con las montañas Rwenzori y cree que son el hogar de su dios Kitasamba, pero la UWA les impidió el acceso o administrar libremente el área durante más de 20 años. Sin embargo, su líder respondió a la súplica del alcalde y llamó a través de una estación de radio local para que se reunieran sus súbditos. El grupo se puso en camino ese mismo día, subiendo los empinados picos de las montañas para combatir el fuego. Lo extinguieron en tres horas. A pesar de que las minorías religiosas de Uganda no siempre han sido reconocidas, este episodio es solo un ejemplo de las enormes contribuciones que han hecho al país y del amplio conocimiento que poseen. Estos grupos son una parte esencial del tapiz religioso de Uganda y deben ser tratados por igual según la constitución. Por lo tanto, es muy preocupante que la respuesta del gobierno a la pandemia de COVID-19 haya excluido sistemáticamente a las minorías. Esto no solo maltrata a esos ciudadanos sino que pone en peligro los esfuerzos para contener la enfermedad en su conjunto. Olvidando a las minorías En su respuesta a la COVID-19, Uganda estableció una Fuerza de Tarea Nacional, así como Fuerzas de Tarea de Distritos compuestas por expertos en salud, líderes políticos, personal de seguridad y comisionados locales. El 20 de marzo, estableció un confinamiento. En teoría, estas medidas afectan a todos los ciudadanos por igual, pero el gobierno ha otorgado un trato especial a las comunidades religiosas más numerosas de Uganda. El 21 de marzo, por ejemplo, el presidente Yoweri Museveni celebró un servicio de oración de intercesión en el palacio de presidencia al que solo fueron invitados ciertos grupos religiosos. El 29 de abril, sostuvo una reunión consultiva con los líderes de las principales religiones de Uganda, que tuvo como resultado que los representantes que asistieron obtuvieran permiso para distribuir alimentos a los necesitados en sus congregaciones. Estas reuniones se organizan bajo el paraguas del Consejo Interreligioso (IRC) de Uganda. La membresía de este organismo se limita a solo siete organizaciones religiosas: adventistas del séptimo día, Iglesia de la Provincia de Uganda (para anglicanos), Conferencia Episcopal de Uganda (para católicos romanos), Consejo Supremo Musulmán de Uganda, Iglesia Ortodoxa de Uganda, los New Born y la Alianza Nacional de iglesias pentecostales y evangélicas de Uganda. Todos los demás grupos están excluidos. Los grupos religiosos minoritarios en Uganda han sido dejados de lado también de otras maneras. Desde el confinamiento, por ejemplo, los principales grupos religiosos del país han podido presentar programas en la televisión y radio nacionales y locales para predicar y aconsejar a sus fieles. Pero no se han dado las mismas posibilidades a los grupos religiosos más pequeños dificultando así la comunicación con sus fieles. Uniendo personas y conocimiento Para combatir una crisis de salud pública como la COVID-19 es esencial que el país esté unido y trabaje de manera conjunta. El gobierno de Uganda, sin embargo, no ha abordado la pandemia de esta manera con respecto a los grupos religiosos. Esto no es solo injusto, ya que da un trato preferencial a los miembros de las principales religiones, sino contraproducente. Para que Uganda contenga el coronavirus, debe contenerlo para todos los ciudadanos. Y para lograr eso, necesita incluir a todos los grupos en sus planes. En lugar de descuidar a minorías, el gobierno debería apoyar a todos los necesitados, independientemente de su religión. Y en lugar de excluir a los líderes de las religiones minoritarias, debería ayudarlos a comunicar a sus seguidores las normas esenciales sobre el lavado de manos, las restricciones de movimientos y el uso de mascarillas. Debería apoyar a estos representantes que podrían ser cruciales para influir e informar a los ciudadanos de difícil acceso. La inclusión de las minorías religiosas en la respuesta a la pandemia en Uganda no solo es esencial para contener el COVID-19, sino que podría también aportar otras ventajas. Se ha descubierto que muchas prácticas tradicionales están vinculadas a importantes beneficios para la salud o han contribuido a nuevos descubrimientos científicos en el pasado. Y como mostró el incendio de 2012 en las montañas del Rwenzori, los grupos indígenas tienen, a menudo, conocimientos profundos sin explotar de experiencia única que podrían resultar esenciales para la respuesta a la pandemia en Uganda. En este momento de crisis, Uganda necesita unir a sus pueblos y juntar todas sus áreas de conocimiento y comprensión. Moses Muhumuza & Mark Kaahwa Fuente: African Arguments [Fundación Sur]
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