Un informe publicado por African Futures, del sudafricano del Instituto de Estudios de Seguridad, titulado Redimensionado el “desafío chino” de África, firmado por Collin Meisel, director de Análisis del Instituto Frederick S. Pardee para el Futuro Internacional de la Universidad de Denver, presenta un análisis detallado sobre la creciente influencia de China en África, basado en factores demográficos, económicos y geográficos.
Meisel, miembro senior no residente del Centro de Estudios Estratégicos de La Haya, miembro no residente del Centro Henry L. Stimson y miembro temporal del Consejo de Relaciones Exteriores, proyecta una multiplicación por tres de las exportaciones chinas a África en las próximas dos décadas, superando el crecimiento de las exportaciones estadounidenses, que se duplicarán pero se mantendrán en niveles significativamente inferiores.
Esta tendencia se fundamenta en la mayor tasa de crecimiento económico de China en comparación con Estados Unidos y Europa, así como en el aumento de la demanda de productos chinos por parte de una creciente población africana.
El concepto de «gravedad» económica explica esta creciente interconexión, sugiriendo que los lazos comerciales se fortalecerán inherentemente.
En cuanto a la ayuda exterior, las perspectivas a corto plazo para la ayuda estadounidense son desalentadoras, lo que podría llevar a los líderes africanos a buscar asociaciones mutuamente beneficiosas con China, a pesar de que China pueda obtener mayores beneficios.
Si bien esta colaboración presenta desafíos para los gobiernos africanos, que deben negociar acuerdos justos desde una posición de menor poder, es una dinámica ya observada con socios occidentales.
Comprender este contexto es crucial para dimensionar adecuadamente el «desafío chino» en África y evitar percepciones de «otredad» que puedan deteriorar las relaciones. Este entendimiento permitiría a los líderes africanos aprender de las experiencias pasadas y trazar un rumbo más favorable para el futuro de sus naciones.
CIDAF-UCM
