Michael Didi Adgum Mangoria, Arzobispo de Khartoum, refiriéndose a la situación en los nueve campamentos de acogida para los refugiados de Sudán del Sur que están en la capital de Sudán, declaró que hay que tratar “de garantizar que todos los refugiados puedan vivir en paz, porque todavía se están produciendo enfrentamientos, incluso en los campamentos de acogida”. La guerra civil en Sudán del Sur que estalló en diciembre de 2013 ha obligado a huir a millones de personas, sobre todo porque el conflicto, casi de inmediato, tomó un cariz étnico que se ha visto estallar también en los campamentos de acogida. “Cada comunidad étnica vive en lugares separados pero se ven en los pozos de agua donde estallan peleas entre dos o tres personas que terminan degenerando en enfrentamientos comunitarios y hay que intervenir para que evitar que vaya a mas” explica Mons. Mangoria.
El arzobispo ha reiterado que está tratando de hacer todo lo posible para solucionar el problema del tribalismo en los campos de refugiados. “He dicho al sacerdote que se ocupa de los refugiados, que si ve o escucho a alguno de ellos tratando de alimentar las divisiones tribales, lo suspendo”, dice Mons. Mangoria. “Esta es una forma de enviar un mensaje claro de que el tribalismo es malo y no debe ser tolerado”.
El Arzobispo ha comunicado su decepción al saber que en uno de los campamentos, varias comunidades étnicas han decidido construir pequeñas chozas para reunirse para el culto en función de sus afiliaciones tribales. Y les ha dicho que “si no crean un lugar común de oración para todas las comunidades, no enviaré sacerdotes para los servicios religiosos”.
Mons. Mangoria también ha señalado que los políticos están alimentando el tribalismo para promover sus intereses. “Continúen orando por nosotros mientras oramos por ustedes, con la esperanza de que algún día nuestros líderes políticos dejen de jugar con las emociones de la gente alimentando la animosidad tribal para que podamos disfrutar de la paz verdadera”, concluye.
El conflicto tribal en Sudán del Sur está alimentado por la guerra entre el presidente Salva Kiir, un dinka, y el ex vicepresidente Riek Machar, un nuer. El conflicto étnico se ha extendido a las otras 60 etnias del joven estado (independiente desde 2011), causando una grave crisis humanitaria con 2 millones y 200,000 (de los 13 millones de habitantes totales) entre desplazados internos y refugiados en los estados vecinos.
Fuente: Agencia Fides
[Fundación Sur]
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