Monseñor Justin Welby, arzobispo de Canterbury, la más alta autoridad de la Iglesia anglicana, ha visitado este fin de semana la capital burundesa. El motivo era reunirse con el presidente Nkurunziza, pero también con los líderes de la oposición y los diferentes representantes de la Iglesia.
Sin dejar de recalcar que su misión es apostólica y no política, el arzobispo de Canterbury ha deseado señalar, en la conferencia organizada al final de su visita, que todos los parroquianos con los que ha hablado le han confesado la angustia que están sufriendo a causa de la situación que el país lleva a travesando más de diez meses. «Pero todos precisaron también sus deseos de paz y reconciliación», añadió.
La visita de monseñor Justin Welby ha sido programada para coincidir con el inicio de la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR), de la cual es vicepresidente monseñor Bernard Ntahoturi, arzobispo de la Iglesia anglicana en Burundi. Sin entrar en juicios sobre el papel de la polémica CVR, acusada por la oposición política de ser una herramienta al servicio del partido en el poder, monseñor Welby ha recalcado el hecho de que «sobre todo es en las parroquias y diócesis locales donde se alcanzará la reconciliación a través de la oración, reuniendo así a todos sin importar sus diferencias». Un mensaje de apoyo para todos los sacerdotes y eclesiásticos en ese país cristiano en un 95 %, del que algunos han tenido que huir tras el inicio de la crisis por haber dado cobijo o ayuda a los perseguidos por el poder.
Muchos observadores estiman, por el contrario, que esta visita ha tenido un carácter eminentemente político. «Es un hombre con una gran capacidad de escucha, y el primero de los visitantes de la comunidad internacional que no nos ha hecho promesas inalcanzables» explica Charles Nditije, presidente de UPRONA, que ha tenido la ocasió de encontrarse con él. «Se ha comprometido públicamente a escribir a la ONU y la UE y a reunirse con el primer ministro británico para tratar el tema de Burundi que ha calificado de “muy grave”».
Por último, monseñor Welby ha insistido sobre el hecho de que un diálogo inclusivo, cosa que lleva pidiendo la oposición en el exilio y en difíciles negociaciones con el poder hasta el momento, ha de ser «verdaderamente inclusivo, es decir, que incluya a los luchadores, a las mujeres y a los jóvenes, sin los que no habrá paz en el futuro». Una postura fuerte que ningún actor de la comunidad internacional que haya visitado Burundi ha adoptado abiertamente hasta hoy.
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