El 22 % de los jóvenes en África y en el mundo, ni estudia ni trabaja

26/09/2022 | Editorial

cidaf-ucm_logo_blanco-41.pngMás de 1.200 millones de personas en el mundo son jóvenes entre 15 y 24 años, pero la pandemia ha dejado entre sus consecuencias el aumento de las cifras de desempleo juvenil. Casi el 14 % de los jóvenes no consigue un empleo y el 21,8 % no estudia ni trabaja. Millones de jóvenes en África y en el mundo sufrieron en los últimos dos años el cierre de sus escuelas por la pandemia. Más de 20 millones aún no han regresado a las aulas.

Esta realidad y desigualdad social injusta, junto con tantos otros retos relevantes, como: la corrupción, el tráfico de personas y de armas, el abandono de los inmigrantes, el saqueo de tierras y recursos en África, el desempleo… son consecuencias del abuso de poder, de la apropiación de los bienes comunes y de una economía y política injustas en su raíz, pues busca ante todo lo que les conviene a los poderosos y olvida lo más importante: la justicia social, el cuidado del Planeta y el Bien Común.

Ante estos graves desafíos sociales, me sorprende que la respuesta preferida por muchas instituciones educativas, culturales, religiosas y políticas es casi siempre la caridad de las donaciones, de los centros de alimentos, las limosnas y las ayudas, que son como parches para cubrir los síntomas y quedarnos tranquilos, sin afrontar la raíz y las causas profundas de estos males, como son: el abuso de poder, el acaparamiento de recursos y todas las injusticias sociales que siguen causando el desempleo, el empobrecimiento de la mayoría y el descarte de media humanidad. ¿Por qué se alaba y se premia a la madre Teresa de Calcuta o al padre Ángel, y se persigue y asesina a Martin L. King, Oscar Romero o Joaquín Valmajó?

En primer lugar, necesitamos siempre justicia social (legislativa, conmutativa, distributiva y penal), para superar el actual sistema político-económico que es injusto en su misma raíz, porque busca lo que más conviene a los poderosos, olvidando el bien común. Esta es la única manera eficaz de practicar la caridad auténtica, aunque siempre debemos cuidar de las personas marginadas y en necesidades urgentes.

Miremos al mundo como un todo, que hoy está amenazado, sobre todo, por el cambio climático que provoca ocho millones de muertes al año, por la inseguridad alimentaria que provoca nueve millones de muertes al año, por el hambre en el mundo que equivale a ocho ataques al “World Trade Center” cada día, por el terrorismo que provoca entre 10.000 y 40.000 muertos al año. Lo que sucede hoy nos afecta a todos.

La verdadera inseguridad es, por tanto, global: no es separable. Es imposible separar el tratamiento del cambio climático en Francia, Brasil y Rusia. Dependemos unos de otros y esto es algo que se ha hecho patente en el tratamiento de la covid-19. El gran reto de nuestra sociedad se debe centrar en la regeneración social por los valores humanos universales, a través de un pacto global sobre la educación integral y por medio de la colaboración global, inspirada por los principios de la justicia social y del bien común.

Esta transformación social es para muchos utópica. Pero para los que tenemos confianza en la Humanidad, y en su Futuro, estamos convencidos de que, si trabajamos juntos por un mundo más justo y por el bien común, el Bien será más fuete que el mal, como el cuidado de los demás termina siempre superando a la exclusión del prójimo.

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Bustince Sola, Lázaro

    Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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