La República Democrática del Congo (RDC), de un tamaño similar al de Europa occidental, es el país más grande del África subsahariana. Está dotada de recursos naturales excepcionales, entre ellos minerales como el coltán, oro, cobalto y el cobre, potencial hidroeléctrico, una importante superficie cultivable, una inmensa biodiversidad y la segunda selva tropical más grande del mundo.
La mayoría de los 103 millones de habitantes de la RDC no se han beneficiado de esta riqueza, siendo uno de los países más empobrecidos del planeta. Una larga historia de conflictos, un régimen autoritario y un saqueo sistemático de sus recursos han dado lugar a una grave y continua crisis humanitaria. Además, se han producido desplazamientos forzados de población. El Banco Central Africano estima que en 2024 el 73,5 % de los congoleños vivían con menos de 2,15 dólares al día.
La situación de inseguridad en las provincias de Kivu Norte e Ituri se ha deteriorado drásticamente y los combates entre el ejército y los grupos armados han obligado a millones de personas a huir. Han surgido nuevos focos de inseguridad en todo el país, debido principalmente a los conflictos entre comunidades. El M23 perpetúa la opresión y violencia que Ruanda viene imponiendo sobre la región del Kivu desde 1994.
Las mujeres congoleñas se enfrentan a importantes obstáculos para acceder a oportunidades económicas y empoderamiento, como las altas tasas de violencia de género y discriminación. Solo el 16,8 % de las mujeres han terminado la escuela secundaria, aproximadamente la mitad de la tasa de finalización de los hombres.
Se estima que la tasa de participación de las mujeres en la fuerza laboral de la RDC es de casi el 62 %, y la mayoría de ellas trabajan en la agricultura. Los sistemas de atención sanitaria de la RDC se han debilitado por causa del conflicto prolongado. El conocido Hospital de Panzi, en Bukavu, obra del Dr. Mukwege, premio Nobel de la Paz, tiene la finalidad de cuidar y sanar a tantas mujeres abusadas y mutiladas con total impunidad, sobre todo por lo grupos militares armados.
La conspiración diabólica de los grupos armados y de los gobiernos regionales que los sostienen, para asegurar el saqueo libre y cruel de los abundantes recursos minerales de la región, está apoyada y asegurada por poderosos gobiernos del norte global y por los grandes imperios empresariales.
Esta dictadura del capitalismo estatal y empresarial está siendo tolerada por la sociedad internacional, que puede ver los millones de familias desplazadas de sus tierras ancestrales y el empobrecimiento extremo del 73 % de la población en todo el país de la RDC. Lo más preocupante, junto con la realidad actual tan injusta y cruel que afecta a la mayoría de la sociedad congoleña, es la grave pasividad, indiferencia y desaliento de toda la comunidad internacional que tolera semejante situación tan inhumana. Las denuncias no sirven de nada si no luchamos juntos por humanizar nuestro mundo.
CIDAF-UCM