Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, está literalmente en llamas. Ayer lunes, 19 de septiembre, la policía reprimió con violencia una manifestación de la oposición en protesta contra un posible aplazamiento de las elecciones presidenciales de diciembre y a las que el presidente, Joseph Kabila, no tiene derecho, teóricamente, a presentarse.
Tras los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, el ministro del Interior congoleño, Evariste Boshab, habla de 17 muertos, entre ellos 3 policías.
El domingo, 18 de septiembre, la organización estadounidense Human Rights Watch (HRW) denunció el comportamiento de las autoridades congoleñas en un informe:
“Se espera que el gobierno presente en los próximos días las conclusiones de un “diálogo nacional”. La mayoría de los principales partidos de la oposición no han participado en ese diálogo, viéndolo como una táctica para retrasar las elecciones y permitir que el presidente Kabila permanezca en el poder. Activistas y grupos de la oposición han convocado manifestaciones en todo el país a partir del 19 de septiembre, tres meses antes del final del mandato de Kabila, tal y como lo requiere la constitución, la comisión electoral debe anunciar las elecciones presidenciales», señala HRW.
Los manifestantes salieron a las calles convocados por la Unión para la Democracia y el Progreso Social, el partido del líder de la oposición, Etienne Tshisekedi.
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