Mayo 2011
Donato Ndongo-Bidyogo
Las revueltas populares que han sacudido diversos países del norte de África no parece que vayan a tener un efecto inmediato en el resto de países del continente, pero no han faltado intentos para aprovechar el viento favorable.
El África negra tiene diversos rasgos específicos que dificultan las revueltas populares. Primero: un menor nivel de desarrollo; si las nuevas tecnologías (redes sociales) facilitaron el vendaval democratizador del norte, el acceso a Internet y a la telefonía móvil es menos generalizado al sur del Sahara. Segundo: al norte, la inhibición o la división de las Fuerzas Armadas juega un papel fundamental, cuando al sur apenas existen Ejércitos profesionales, sino milicias tribales. Tercero: el miedo es absoluto en África negra: décadas de terrible represión impiden a la gente reaccionar. Y, por último, mientras al norte gozan de unas independencias más aparentes, en el África subsahariana domina un neocolonialismo mucho más evidente. (…) Cualquier cambio depende de los intereses de las antiguas potencias coloniales y no de la voluntad de los pueblos.
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