Las disparidades entre los géneros comprometen los esfuerzos del continente en favor de un desarrollo humano y un crecimiento económico inclusivo. Es ahí, la principal información que emana del informe del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), titulado “Informe sobre el desarrollo humano en África en 2016: acelerar el progreso en favor de la igualdad de géneros y la autonomía de las mujeres en Africa”.
“Si las disparidades actuales entre géneros persisten …”
Hellen Clark, directora del PNUD estuvo categórica en el lanzamiento del informe, el 20 de agosto de 2016 en presencia del presidente Uhuru Kenyatta de Kenia al margen de la sexta Conferencia internacional de Tokyo sobre el desarrollo de África (TICAD VI). “Si llegamos a reducir las diferencias entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo, en la educación, en la salud y en otros ámbitos, entonces será posible acelerar la erradicación de la pobreza y del hambre”, decaró.
Ella reiteró su declaración en relación con la situación en una entrevista a la AFP, volviendo a afirma que: “cuando no se aprovecha el potencial completo de las mujeres, tiene un coste, ya sea a nivel de la familia, de la comunidad o de la nación”. De acuerdo con las estimaciones, el coste total para el continente se eleva a 95.000 millones de USD por año, como media en África Subsahariana.
Las cifras que continuaran escalando como fue el caso en 2014. Se evaluaron unas pérdidas a la altura de 105.000 millones de USD y “ si las disparidades actuales entre géneros persisten, los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2063 de la Unión Africana quedarán como un deseo vano y no podrán concretizarse” alerta Abdoulaye Mar Dieye, director de la oficina regional para África del PNUD. “Reducir esa diferencia entre mujeres y hombres pondrá a África no solamente en un crecimiento económico de dos cifras sino que contribuirá de forma decisiva al cumplimiento de sus objetivos de desarrollo”, añadió.
La igualdad de sexos pasó del estado de futurible a ser una prioridad para el continente. Ruanda es el ejemplo más ilustrativo. Allí las mujeres ocupan puestos de responsabilidad, con un 64% de mujeres diputadas, es decir el porcentaje más elevado del mundo.
La igualdad hombre-mujer: potente palanca económica
El informe indica que el 61% de las africanas trabajan pero son “víctimas de exclusión económica, ya que el trabajo que realizan esta infra-pagado, infra-remunerado y depende muy a menudo del sector informal”. Es sobre todo el caso del sector agrícola en el que las mujeres constituyen aproximadamente el 70% de la mano de obra del continente con una producción estimada en el 90% de todos los productos alimentarios. “En numerosos casos, señala Helen Clark, las mujeres no pueden poseer o heredar tierras, lo que hace difícil que puedan obtener préstamos. Esto tiene como consecuencia que ellas no tienen los medios de comprar los mejores granos, los mejores abonos”. Conclusión: “incluso si ellas trabajan duro, las mujeres producen menos”.
El momento de ser conscientes de ello
La ironía del destino, retoma Helen Clark, candidata a la sucesión de Ban Ki Moon, “es solamente cuando empezamos a hablar de dinero que la gente dice vaya, si no hacemos nada esto tendrá consecuencias”. Enseguida se admite que: “la igualdad de sexos es buena en sí misma” y que: “el desarrollo de África será más rápido si se alcanza la igualdad entre hombres y mujeres”, sostiene.
Para corregir esas pérdidas enormes, el informe propone crear un banco africano de inversión para las mujeres y la puesta en práctica de una etiqueta de certificación “igualdad de géneros”, para promover los principios de igualdad entre hombres y mujeres en el lugar de trabajo.
Oui KOETA
Burkina24
Traducción de José María Cobian
Fundación Sur