Una herramienta digital creada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la agencia de migración de la ONU, fundada en 1951, ha sido muy útil para los países de la UE que han afrontado durante mucho tiempo la dificultad de deportar migrantes. Sin embargo, los críticos temen que esté acelerado proceso de deportación sea deficiente y cause abusos de derechos humanos.
Desde 2017, la OIM supervisó el desarrollo de plataformas RCMS independientes para Bangladesh, Pakistán y Sri Lanka. La agencia entra en funcionamiento cuando se ordena a un migrante abandonar la UE.
También coincide con la participación de la agencia en otras actividades de control fronterizo, como la gestión de un centro de detención de migrantes estadounidense en la bahía de Guantánamo, Cuba, y su compromiso de ayudar a Estados Unidos a expulsar a migrantes en medio de la represión del presidente Donald Trump.
Cada año, los países de la UE emiten órdenes de expulsión para cientos de miles de extranjeros, incluyendo trabajadores migrantes cuyos visados han expirado y solicitantes de asilo cuyas solicitudes de protección internacional han sido rechazadas. Sin embargo, la gran mayoría de las órdenes de expulsión (alrededor de tres cuartas partes en 2024) no se ejecutaron. En teoría, los Estados de la UE pueden expulsar a los migrantes por la fuerza, pero esto requiere la cooperación de los países receptores. Algunos países, como los que dependen de las remesas del extranjero, se muestran reacios a cooperar.
«Si un Estado no readmite a sus propios nacionales«, declaró Chris Jones, director ejecutivo de la organización de derechos de los migrantes Statewatch, «no hay deportación«.
Entre 2014 y 2020, la Comisión Europea destinó 38,5 millones de euros a un proyecto destinado a impulsar la cooperación de los países no pertenecientes a la UE en materia de readmisión y prevención de la migración irregular. La Comisión seleccionó a la OIM para implementar el proyecto.
La política permite a la OIM brindar apoyo técnico a los gobiernos que llevan a cabo deportaciones, siempre que cumplan con el derecho internacional. En 2024, los países de la UE deportaron a más de 3.000 migrantes a Bangladés, Pakistán y Sri Lanka, según datos basados y publicados por Eurostat, la oficina de estadística de la Comisión Europea.
Bangladesh es uno de los siete países que la UE considera suficientemente seguros para agilizar las solicitudes de asilo a partir de 2026. Las autoridades británicas describieron estas devoluciones como voluntarias, pero la amenaza de detención y malos tratos en algunos países receptores, según expertos de la oficina de derechos humanos de la ONU, podría constituir una forma de coerción que impida el consentimiento a la repatriación.
Al llegar a Sri Lanka muchos solicitantes de asilo fueron arrestados, porque el país penaliza las salidas desde cualquier lugar que no sea un puerto autorizado. Algunos fueron encarcelados durante varios días y amenazados con nuevas detenciones y multas si no asistían a los juicios. Este año, en medio de las deportaciones masivas desde Estados Unidos, la OIM fue criticada por ayudar a los deportados a regresar a sus países de origen. En febrero, la OIM anunció un aumento en la asistencia a los migrantes que optan por regresar a México, Centroamérica y el Caribe, zonas afines para las deportaciones masivas de Trump.
En marzo, la Comisión Europea propuso un nuevo «Sistema Europeo Común de Retorno», que exige una mayor autoridad para detener a migrantes y llevar a cabo deportaciones. Las tecnologías digitales han jugado un papel fundamental en la normalización del enfoque punitivo en las políticas migratorias de la UE.
Este es un claro ejemplo de querer solucionar un reto humano, como lo es la integración de los inmigrantes en una sociedad, con arrestos, barreras policiales y sumas de dinero a países intermedios. La mayoría de nuestros líderes actuales no son capaces, ni quieren afrontar y solucionar este desafío con acuerdos internacionales justos y solidarios, para llegar a acoger y regular una forma de inmigración que sea ética, humana y acordada.
Esto exigiría al mismo tiempo, detener el saqueo violento y cruel de los recursos africanos que muchos gobernantes africanos y globales no quieren soltar, causando así el desplazamiento de millones de familias al destierro y el empobrecimiento de la sociedad.
La auténtica liberación de tantas formas de esclavitud solo surgirá del pueblo oprimido.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM

