Crimen virtual, prisionero real

7/03/2007 | Opinión

Karim El-Khashab ha seguido el caso del primer blogger egipcio que ha recibido una sentencia de prisión.

Un Tribunal en Moharram Bek, de Alejandría, dictó una sentencia de cuatro años de prisión para el blogger Abdel-Karim Nabil Suleiman, tras haberlo encontrado culpable de despreciar la religión e insultar al Presidente. Esta decisión fue tomada tras las quejas remitidas por la Universidad de Al-Azhar, de Alejandría, tras haberles llamado la atención que, después de los desgraciados enfrentamientos entre Musulmanes y Cristianos, en la ciudad costera, Abdel-Karim había enviado blogs, que la institución Al Azhar, consideraba ofensivas contra el Islam. Suleiman, que por aquel entonces era estudiante en dicha Universidad, fue expulsado por este motivo de la Universidad. Su sentencia de prisión es la primera que se dicta en Egipto contra un blogger, por lo que escribe en la red.
Un blogger compañero, ‘Sandmonkey’, Sam, declaró a ‘Al-Ahram Weekly’ que este incidente podría haber pasado perfectamente desapercibido si Suleiman hubiera cumplido las demandas de los oficiales de la investigación para que se arrepintiera. En lugar de eso, y contra el consejo de sus abogados, Suleiman “Empezó a despotricar sobre la libertad de expresión y su derecho a pensar lo que quisiera”. Fue esto, explica Sam, lo que contrarió a la policía, que entonces comenzó a leer, de verdad, lo que había escrito.

Lo que encontraron fue que, tras los desgraciados incidentes violentos, Suleiman había escrito que Al-Azhar predicaba el odio y la ignorancia, y que era la otra cara de la moneda de Al-Qaeda”. Condenaba lo que él llamaba la “separación racista entre el hombre y la mujer” de Al-Azhar y pedía que se cerrase la institución. Su blog seguía diciendo que el Islam predicaba el odio y la violencia y entonces comparaba las acciones del Profeta Mohamed y sus compañeros con las de Ariel Sharon. Los comentarios fueron enviados en respuesta directa a los incidentes que Suleiman presenció en el área Moharem Bek, de Alejandría, los cuales incluían el apuñalamiento de una monja. En previos blog Suleiman había criticado también el régimen, llamando al Presidente Hosni Mubarak déspota y acusándole de manipular el Islam.

Abdel-Karim es de una familia conservadora y muchos de sus iguales siguen una interpretación salafista del Islam. Su padre desde entonces ha denunciado a Suleiman de “adoptar puntos de vista seculares occidentales que le han alejado de su religión”. Su hijo, ha dicho, debería enfrentarse al más severo de los castigos como un ateo que ha renunciado al Islam”.

El veterano abogado Ahmed Seif El-Islam Hammad, que llevó la defensa de Suleiman, no culpa al padre por sus declaraciones a la prensa, porque cree que “está en una posición difícil, atrapado entre sus creencias religiosas y sus emociones como padre”. El abogado añadió que su familia ha sido colocada en una posición imposible, teniendo que defender su nombre y distanciarse de Suleiman, por su propia seguridad.
En la actualidad Suleiman está confinado en soledad, lo cual él mismo había solicitado. Sam aseguró a ‘Al-Ahram Weekly’ que “a Suleiman le preocupa que algún compañero de la prisión pueda matarle mientras está encarcelado, alguno que busque un pasaje rápido hacia el cielo, y le preocupa que pueda pasar lo mismo si le dejan en libertad”.

Sus abogados sostienen que el juicio de este caso tuvo irregularidades. “Tanto la policía como el jurado se dejaron influenciar por sus propios sentimientos religiosos, antes que seguir las indicaciones de la ley al pie de la letra”, declaró Hammad.

Los abogados de Suleiman señalan que su cliente fue acusado en un principio de tres cargos, difamación del Islam, agravar la disputa sectaria, difusión de información falsa que desestabiliza el orden público y la unidad nacional e insultar al Presidente. El Tribunal después desestimó los dos primeros cargos por falta de evidencias. Fue la tercera de las acusaciones por la que eventualmente Suleiman fue condenado, para gran sorpresa de sus defensores, ya que sus comentarios no son diferentes de los de los demás bloggers y publicados por periódicos independientes. La única conclusión, dicen los abogados de Suleiman, es que el Tribunal ha dejado que prevalezcan los sentimientos religiosos y se han autoproclamado a sí mismos defensores de la ley.

Hammad encuentra bizarro todo el proceso de este caso. Mientras que la seguridad del Estado había rechazado inicialmente el caso, las autoridades locales, incluidas la policía y los juzgados, insistían en que se procesase y obligarles a cumplir con el estado. “La insistencia de los jueces para que fuese sentenciado ha jugado un importante papel”, afirma Hammad, quien cree que el Tribunal sintió que podía actuar con inmunidad, dado que la naturaleza del caso alienaría todo el apoyo popular al acusado.

En ese punto, el tribunal parece haber tenido razón. El número de los que apoyaban a Suleiman se ha limitado a sus compañeros los bloggers, sus abogados y los activistas por los Derechos Humanos. Los que asistieron al juicio cuentan que la sala estaba llena de gente hablando de que mejor que se castigase al acusado, incluso antes de que se alcanzase un veredicto. El estudiante de medicina en Al-Azhar, Hussein El-Maghouly, que siguió el caso, declaró a ‘Al-Ahram Weekly’ que la Universidad Al-Azhar había hecho bien en expulsarle, y la sentencia de cuatro años es muy indulgente, debería haberse dado un buen ejemplo”. La administración de la Universidad de Al-Azhar no estaba disponible para comentar esta sentencia.

El compañero blogger, Alaa, del blog Manal y Alaa, dice que el público y la prensa han pasado por alto la verdadera cuestión que ha surgido en este caso. “La prensa debería haber sido la primera en acudir a defenderle, sin importar qué es lo que se ha dicho o escrito”, declaró a este semanal, argumentando que Suleiman estaba siendo juzgado bajo las mismas leyes que se utilizan para encarcelar a periodistas.
“La prensa nacional”, añade, “no debería tener miedo al tabú de la religión, sino que debería centrarse en la cuestión aún mayor de la libertad de palabra y expresión”.

Karim El-Khashab

El Cairo

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