Después de varios años viviendo y trabajando con los Karimojong, pueblos pastores seminómadas, como los Masái, conocemos bien las dificultades y los enfrentamientos que sufren los pueblos pastores, tanto los peuls o fulani en África occidental, como los Karimojong y Masái en África oriental.
Estos enfrentamientos son causados por ambas partes, pues su forma de vida y cultura son muy diferentes y no existen enlaces eficaces de comunicación y colaboración.
Por un lado, los gobiernos centrales abandonan a estos pueblos y los dejan sin infraestructuras de comunicación, sanidad, educación y desarrollo. Y por el otro lado, estos pueblos pastores nómadas se niegan a pagar impuestos y a colaborar con sus autoridades en la explotación de los minerales en la región.
El gobierno de Tanzania ha sido capaz, después de una cierta tensión, de llegar a un acuerdo con las comunidades Masái, para trasladarse de forma organizada a una nueva región, donde tienen tierra abundante para sus ganados y para cultivar sus propios alimentos.
El traslado de los pastores masái de la Zona de Conservación de Ngorongoro, en el norte de Tanzania a Msomera, en el distrito de Handeni, a unos 600 kilómetros de distancia, ha supuesto un gran alivio para muchos.
En un traslado que ha transformado el modo de vida de la comunidad, los miembros se han aventurado a dedicarse a la agricultura junto con la ganadería. La reubicación marca un cambio crucial destinado a reducir la presión humana en una de las regiones ecológicamente más sensibles del país.
Cuando comenzaron a mudarse a su nuevo hogar en 2021, las familias voluntarias recibieron 3.757 dólares como compensación. También recibieron 2,5 acres cada uno para construir viviendas permanentes y una granja de cinco acres para la agricultura y el pastoreo.
Se han establecido servicios sociales en Msomera, que se encuentra a 290 kilómetros de Dar es Salaam. El gobierno ha invertido mucho en infraestructura para apoyar a las familias reubicadas, incluida la construcción de nuevos centros de salud, escuelas y sistemas de suministro de agua. Muchos masáis son optimistas sobre su futuro en su nueva tierra.
Merinyo ole Koilla nació y se crió en Endulen, dentro del Área de Conservación de Ngorongoro. Se mudó con su familia a Msomera y dice que las condiciones de vida son mucho mejores. “Algunos de nosotros ya estábamos interesados en la agricultura, pero no teníamos tierra. Estamos contentos de estar aquí«.
Los estudiantes que hablaron con “The EastAfrican” dijeron que el entorno era propicio. Algunos de ellos se han unido a la escuela secundaria de Msomera. Johannes Tiamasi dijo que el clima es bueno para el cultivo de alimentos, a diferencia de Ngorongoro, donde la agricultura está restringida.
Elizabeth Makamero, un sastre de 43 años, está construyendo una casa moderna, mucho mejor que el kraal al que estaba acostumbrada. Pronto abrirá una tienda minorista.
También se ha construido un mercado moderno en Msomera, donde los pastores venden su ganado, principalmente cabras y ovejas, a compradores de Dar es Salaam, Tanga y Zanzíbar.
Cuando los gobernantes son capaces de dialogar con las comunidades locales, se encuentran soluciones satisfactorias para ambas partes, también con los pastores.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM