La huelga de taxis terminó oficialmente el día 26, con el anuncio del representante del sindicato de taxistas, Jean Collins Ndefossokeng, en Radio France, donde indicó que no podían seguir con la huelga por culpa del vandalismo que se estaba produciendo. Además añadió que el gobierno había concedido la reducción del precio de la gasolina, como pedían los taxistas, de 6 Francos CFA por litro, (menos de un céntimo de euro).
La huelga de los taxis fue solo un elemento catalizador de la población para descargar su creciente frustración por el deterioro de su nivel de vida, y un Gobierno que consideran inefectivo.
La población se enfrenta a unas condiciones de vida muy difíciles pero no se habían producido grandes disturbios civiles, como ha ocurrido en algunos de los países vecinos. Muchos cameruneses de las altas esferas aseguran que su país nunca será tan violento como otros porque no tiene ningún grupo étnico dominante. Pero los expertos no están de acuerdo, porque en primer lugar, hay tantos grupos étnicos en Camerún que ninguno podría dominar, y además los pobres urbanos, con su diversidad étnica se pueden unir para expresar su frustración.
Las carreteras de entrada y salida a Duala están bloqueadas, las tiendas están cerradas y el precio de los pocos productos que se venden de manera informal, se ha duplicado.
En Yaundé la mayoría de las tiendas también estaban cerradas. También se produjeron manifestaciones y disturbios en Bamenda y Kumba. Algunos llevaban carteles que pedían la dimisión del presidente, otros, que hiciese algo para bajar los precios.
(IRIN, 27-02-09)
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