La complejidad de vivir en una cultura patriarcal como mujer, y el miedo que las mujeres llegan a aceptar como una parte normal de sus vidas, es algo que hemos encontrado en todas las sociedades patriarcales del mundo entero. Tales sistemas patriarcales siguen causando sufrimientos indecibles y arruinando nuestro mundo.
Al mismo tiempo, constatamos que las mujeres de todos los continentes, cada día mejor educadas y organizadas, son las mejores pioneras para liberarse de todo tipo de opresión, manipulación y abusos de su dignidad y derechos humanos. Buenos ejemplos de esta liberación de toda opresión patriarcal los encontramos hoy en numerosos países de los cinco continentes: Irán, Sudán, Uganda, Rusia, Tanzania, Ruanda, Burkina Faso, Ghana, Sudáfrica, etc.
En mi experiencia de cuatro años, 2001-2005, colaborando en la resolución de conflictos en la sociedad de los Karimojong (Tepes), en el noreste de Uganda, nos centramos en las formas más urgentes de violencia, como era el robo armado de ganado, y de opresión, sobre todo hacia las mujeres, en la mutilación genital femenina (MGF) y en los matrimonios forzados.
Gracias al empoderamiento de mujeres educadoras karimojong a través de sesiones con grupos de chicas, se llegó en tres años a reducir los casos de MGF de un 90 % hasta un 10 %, con la aprobación de todos los grupos sociales. En el caso de los matrimonios forzados, se llegó a reducir esta imposición tradicional en casi un 50 %. Y en el caso de los robos armados de ganado, donde perdíamos las vidas de unos mil jóvenes cada año, se redujeron también en un 40 %. Estoy seguro de que, con más tiempo y empoderamiento, tomarán las mejores decisiones para su pueblo.
La Carta de la Federación de Mujeres Sudafricanas de 1954 trata la eliminación de lo que denominan “diferencias sociales entre hombres y mujeres” para acabar con el estatus de “inferioridad y subordinación” de las mujeres. Fue entonces cuando abordaron específicamente el movimiento de liberación, antes de colocar la urgencia de eliminar los impedimentos sociales, familiares, raciales, legales, educativos y económicos a la libertad de las mujeres.
El patriarcado condiciona un comportamiento poco saludable en todos los géneros. Por lo tanto, los hombres están condicionados a pensar en sí mismos y presentarse como lo opuesto a lo que se dice que son las mujeres y, en segundo lugar, a sentirse con derecho a más de todo, incluido más tiempo, trabajo y abuso de las mujeres.
Eso significa que la violencia suele ser la respuesta a cualquier desafío a estos guiones por parte de mujeres u otros hombres. La insistencia de las mujeres en ser dueñas de su tiempo, nombres, trabajo, cuerpos, entonces se enfrenta con extrema agresión, ya sea en instituciones públicas, como escuelas, tribunales, hospitales e iglesias, o en instituciones privadas, como el matrimonio y la familia. Esto es evidente hoy día en Irán y en otros países.
La sudafricana Pumla Dineo Gqola es una autora feminista y profesora investigadora en el Centro de Estudios de la Mujer y el Género de la Universidad Nelson Mandela de Sudáfrica, donde en mayo de 2020 aceptó la prestigiosa Cátedra de Imaginación Feminista Africana.
El empoderamiento de las mujeres oprimidas por el patriarcado y otros tipos de opresión y marginación está progresando rápidamente en África y en el mundo gracias a la educación y al liderazgo valiente de muchas mujeres pioneras de su propia liberación.
CIDAF-UCM