El tribunal de graves Crímenes de Dakar, ha condenado a 7 maestros coránicos, a 6 meses de suspensión y a una multa de 100.000 francos CFA, tras ser declarados culpables de incitar a la mendicidad. Human Right Watch, HRW, ha dado la bienvenida a esta decisión de la justicia, hecha pública el día 8 de septiembre de 2010.

Siete maestros coránicos que obligaban a los talibanes, o sus alumnos, a mendigar, fueron condenados el día 8 por el Tribunal de delitos graves de Dakar. El juez los condenó en base a una ley de 2005 que prohíbe la mendicidad. Otros dos maestros coránicos se enfrentarán a la justicia el día 9 de septiembre de 2010.

HRW aplaude esta decisión de las autoridades de prohibir la mendicidad, principalmente porque esta actividad estaba en constante crecimiento, ya que se ha duplicado en algunas zonas urbanas, en tan sólo una década.

“Muchos marabús (hombres sabios), que sirven de tutores de facto para los estudiantes del Corán que acuden a sus escuelas, llamadas daaras, representan conscientemente la tradición importante de formar a los jóvenes en una educación religiosa y moral. Pero en el caso de muchos otros daraas con internado, en particular en las zonas urbanas, los marabús se sirven de la educación como cobertura para la explotación económica de los niños a su cargo.

Estos niños a menudo, pasan cuatro veces más tiempo dedicado a la mendicidad que a sus estudios coránicos, y los eruditos islámicos en Senegal han mencionado que muchos de estos niños abandonan sus daraas después de cinco años o más de explotación económica, sin haber memorizado el Corán. Las importantes cantidades de dinero, de arroz y de azúcar recogidos colectivamente por los niños mendigando, ni siquiera son utilizadas para alimentar, vestir, alojar o satisfacer las necesidades de los niños de las escuelas.

Es normal que los niños duerman al menos 30 en una pequeña habitación, en edificios abandonados o cuya construcción está por terminar y que ofrecen poca protección de la lluvia, el calor o el frío, permitiendo que se propaguen las enfermedades rápidamente entre los jóvenes. Muchos niños sufren desnutrición severa, mientras que las largas horas que pasan en las calles los expone a peligros de resultar heridos en accidentes de circulación, o de sufrir abusos físicos o sexuales. “En estas escuelas, las condiciones soportadas por los niños son como una forma moderna de esclavitud”, afirma HRW.

(Sen24Heures, Senegal, 09-09-10)