Campo Yaunde, por Radio Macuto

28/10/2013 | Bitácora africana

Por NVO ZANG OKENVE

Malabo, Octubre lluvioso de 2013.-

Son las once de la noche. Sobre el techo acaba de caer un objeto pesado. Al rato se escucha la caída de otro objeto sobre el tejado de al lado. A los veinte minutos se ha desatado una lluvia de objetos que caen sobre las casas de Campo Yaunde, el barrio de Malabo conocido también como New Bill.

Es uno de los barrios más miserables de la capital de Guinea. Su densidad es la más alta de la ciudad.

La gente que vive aquí no tiene cuarto de aseo y las necesidades las hacen en bolsas de plástico que, al llegar la noche, lanzan sobre los tejados de este enorme bidonville incrustado en el centro de gravedad de la actual Malabo, atrapado entre la autopista de circunvalación de Ela Nguema y el barrio Los Ángeles.

Aquí, la gente ha ido construyendo casas de madera y de chapas de bidón donde quedaba algún hueco. Casas que tienen a lo sumo dos estancias.

A la hora de bañarse, la gente se acurruca de noche en los estrechos pasillos que separan los bloques de casuchas, a veces desnudos, hora en calzones. Con un cubo arrojan agua contaminada sobre sus cuerpos enflaquecidos por el hambre y las enfermedades.

El olor que recorre el barrio es indescriptible, mezcla de orina, heces y lluvia sempiterna. Es un olor que lleva las fiebres tifoideas que por aquí abundan.

Hoy por suerte no llueve y se ha podido echar la basura en la hondonada que hay detrás de las casuchas. Ahí se arroja todo tipo de desechos, salvo las heces de adultos, que vuelan de noche sobre las casas para aterrizar en los techos de zinc o nipa que el azar elije según la fuerza del lanzador.

En el pasado la situación fue mucho peor aquí por el barro de la época de lluvias, época que existe casi siempre aqui en Malabo. Ahora hay un camino asfaltado que serpentea el barrio, en cuya ribera se agolpan abacerías, peluquerías africanas y manicura, alguna tienda china, bares de mala muerte con música a todo volumen y una comisaría de policía destartalada, que exhibe en su única pared una foto del tirano africano en cuya base se lee “por una Guinea mejor”. En esa simulación de comisaria hay un viejo sillón de melongo donde dormita un uniformado, ajeno a todo el ajetreo de la tragimiseria que le circunda. Estos establecimiento no superan los 2X3 metros cuadrados y algunas se iluminan con luces multicolores chinas que se alimentan de cables eléctricos conectados al azar y sin contratos con la compañía eléctrica del dictador.

La compañía se llama cegesa y dicen que es pública, pero decir en Guinea público es lo mismo que decir propiedad del tirano africano, que considera el país como suyo. Los clientes de cegesa están obligados a soportar los cortes, y las subidas y bajadas de tensión que aquí se producen en aras de una Guinea mejor.

El último agente de la compañía que vino a este lumpen tropical para exigir el pago de la luz, no volvió. Y nadie denunció su desaparición. La policía cobra por denunciar y luego preguntan si se sospecha de alguien, para torturar al pobre sospechoso.

Desde que Campo Yaunde se tragó al agente de la eléctrica, la compañía se olvidó de los contratos e igualas en el barrio. La circuitería eléctrica no sigue ninguna regla de seguridad ni teorema, la tensión eléctrica asciende y desciende como una montaña rusa, las lámparas chinas son de mala calidad que estallan dejando el bulbo atrapado en el casquillo. Todo ello y demás circunstancias que son multitud, provocan incendios aquí con una frecuencia pasmosa, consumiéndolo todo como una plaga bíblica, que se transmite por la cercanía de las casuchas en cuyas puertas el angel exterminador marcó la señal de la muerte.

La única construcción ligeramente decente aquí es un colegio regentado por monjas italianas. Sobre su tejado no llueve estiércol humano, sino lágrimas de Dios que llora al contemplar la miseria humana creada por el déspota negro, el presidente fundador.

He llorado esta noche de rabia e impotencia. A 50 kilómetros de aquí el mar escupe con furor oro negro de sus entrañas, pero poco puedo hacer para que este oro sea distribuido con equidad sobre los negros que habitamos este rincón apartado del mundo.

Campo Yaude fue creado en los años 1920 para acoger a los refugiados cameruneses, entonces subditos alemanes, que huían de la victoia aliada en la Primera Guerra Mundial. Desde entonce no ha abandonado su condición de campo de refugiados, solo que ahora los que aqui habitan son guineanos que se han refugiado en su propio pais, torturados por la inmisericordia del déspota negro, capitán general, que ha perdido la razón

Original en : Radio Macuto

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  • Radio Macuto

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