Benín realiza por primera vez un estudio sobre la contaminación de los alimentos con el empleo de técnicas analíticas derivadas de fuentes nucleares, informó la institución internacional que canaliza el apoyo científico-técnico.
La investigación contará con el respaldo de un moderno equipamiento, indicó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que también facilitó la capacitación de especialistas de conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Mediante el programa de cooperación técnica, siete químicos y microbiólogos de Benín recibieron entrenamiento en Bélgica, Botsuana, República Checa, Marruecos, Sudán y Zambia, destacó la entidad en su página web.
La investigación, señaló el texto, consistirá en un estudio de dieta total a fin de determinar las concentraciones de metales pesados presentes en los alimentos de habitual consumo por parte de la población.
Según apreció el análisis, los incrementos de la actividad marítima y la minería justifican las preocupaciones en torno a la contaminación, que podría afectar el medio ambiente y los productos agrícolas del país.
«Con la infraestructura para el monitoreo ambiental y los estudios de dieta ahora establecidos, se espera que los resultados estén disponibles antes de fin de año, un paso importante hacia la mejora de la inocuidad de los alimentos», comentó el especialista beninés Kinnou Kisito Chabi Sika.
«Hasta hace poco estábamos en la oscuridad en cuanto a la cantidad de contaminación ambiental y si las personas toman sustancias nocivas por encima de los límites recomendados», agregó el gerente general del Laboratorio Central de Control de Seguridad de los Alimentos en Benín.
Los resultados preliminares de 15 estaciones de monitoreo creadas este año sugieren que los niveles de metales pesados y radionucleidos están por debajo de los límites de seguridad, informó el jefe del Laboratorio de Vigilancia Ambiental establecido con la ayuda del OIEA en 2014, Etiennette Dassi Gnaho.
De acuerdo con el documento, los metales pesados como el plomo, el mercurio y el cadmio, así como el cobre, el fosfato y las sustancias radiactivas que podrían liberarse al medio ambiente, son motivo de especial preocupación en ese país africano.
A principios de año fueron tomadas muestras de agua en el océano, en sedimentos costeros y fuentes de agua dulce, y se espera continuar el procedimiento durante 2018, junto con la implementación de un plan de vigilancia desarrollado con la ayuda del OIEA y expertos de Marruecos.
ver FAO-IAEA
Fuente: Prensa Latina
[Fundación Sur]
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