El tribunal supremo de Zimbabue ha ordenado al banco central que salvaguarde diamantes por valor de millones de dólares, de una mina en la que los militares del ejército están acusados de haber cometido asesinatos y de haber convertido en un campo de trabajos forzados a los habitantes de la zona, según ha informado un abogado.
Esta última sentencia es debida a una batalla legal por la propiedad de las minas, en el este de Zimbabue, con una compañía británica y el gobierno de Zimbabue disputándose los valiosos depósitos.
“El jefe de justicia ha declarado que los diamantes deberían ser guardados en un lugar neutral, pendientes de la resolución de la disputa sobre la propiedad, que se encuentra en los tribunales”, aseguró Jonathan Samkange, abogado de la compañía británica African Consolidated Resources, ACR.
“El tribunal supremo ha ordenado que todos los diamantes extraídos por la Corporación de Desarrollo Minero de Zimbabue a la compañía ACR, sean devueltos”, aclaró el abogado.
La compañía está envuelta en una batalla legal con la Corporación de Desarrollo Minero de Zimbabue, propiedad del gobierno zimbabuense, sobre cuál de los dos es el propietario de las minas de Chiadzwa, en el distrito de Marange, al este del país.
La corporación minera del gobierno comenzó a explotar la mina de diamantes en Chiadzwa mientras que la británica ACR había impugnado la cancelación de su licencia de minería, en 2007.
Samkange dice que la orden del tribunal afecta a 129.000 quilates de diamantes, entre los que se incluyen gemas extraídas por ACR y confiscadas por la policía, así como todas las piedras preciosas que se han extraído desde entonces.
Los campos de minas atrajeron la atención de los grupos de derechos humanos después de los informes de agresiones y muertes de mineros ilegales por parte de las fuerzas de seguridad.
Los grupos de derechos humanos han estado ejerciendo presión para que se prohíban los diamantes de Marange en los mercados internacionales, después de que un grupo del proceso Kimberley, que combate los “diamantes de sangre”, reprendiese a las fuerzas de seguridad desplegadas en la zona por graves abusos de los derechos humanos.
(The Namibian, 28-01-10)