Autorretrato
Las pinturas y esculturas en el museo
me miran fijamente como voces silenciosas de una idea –
necesito una nueva forma de comprensión para terminar en estas paredes.
El tiempo es un eclipse de muchas cosas
visiones elípticas vienen y van en un recuerdo estoico
de quien es quien en el retrato del tiempo –
resiliente y sin embargo vulnerable para un siglo alienado
somos epítomes de tiempo copulando en secreto para procrear
dentro del mágico momento de nuestro secreto país de las maravillas –
néctar que las abejas desean; la deliciosa polinización de pétalos
estación veraniega de besos, seducción y embarazo, desnudo –
aunque soy visiblemente invisible en las paredes de mosaico
mi presencia aquí toca la infinita mano de la memoria –
como arena en la mano de Withlam*
derramada en las palmas de un anciano aborigen –
este espejo en el muro me mira, enmarcado en un cristal de memoria
observando curiosamente en momentos íntimos, como conservadores de museo
vigilando criaturas de inquisición, silenciosos ladrones de pensamiento –
hay algo voluptuoso sobre la memoria que llama
a la atención de la mente que puede ver –
cuando solo en la imaginaria sala de la galería de retratos
relato cuentos de telepatía en el silencio de mi carne.
* Con este simbólico gesto, Gough Whitlam, Primer Ministro australiano, devolvió el 16 de agosto de 1975 los derechos de propiedad del Territorio del Norte al pueblo Gurindji.
Fuente: africanWriter.com
[Traducción, Jesús Esteibarlanda y Rafael Sánchez]
[Fundación Sur]
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