El 25 de Junio de 1998 era asesinado Matoub Lounes, el maquis de la canción en defensa de los derechos de identidad, culturales y lingüísticos del pueblo amazighe. Un artista que había sido erigido símbolo de la cultura bereber pese a su prohibición en los medios de comunicación públicos. Grabó su primer trabajo en 1978, titulado “Ay Izem. Daâwessu”, y desde ese momento se dedicó a denunciar, a través de las letras de sus canciones, el integrismo religioso, los abusos de poder y la política de arabización forzosa. Los intentos de asesinato y el secuestro fueron las respuestas de los tiranos, los hipócritas y los opresores. Lounes era consciente de su destino y en “Mi vida” cantaba: “Si al final la fuerza abandona mis brazos, mi voz será aún más poderosa”.
En sus escritos, entre ellos “Rebelle” (autobiografía. 1995), el cantante reconoce y agradece la labor de los Padre Blancos, quienes ayudaron a preservar y difundir la cultura amazighe. Pese a cierta austeridad que rige la música bereber, Matoub fundamentó su éxito en el carisma de su voz grave, en una formada conciencia social y en una afortunada renovación del estilo tradicional. Si Cheikh Nourredine actualizó, en la década de los treinta, la melodía bereber tradicional, y si Cherif Kheddam fue el modernizador del sonido en los cincuenta, podemos asegurar que Matoub Lounes continuó la saga en los ochenta perfeccionando la música popular bereber. Su hermana Malika, presidenta de la Fundación que lleva el nombre del cantante, clamó en su funeral: “El rostro de Lounes será olvidado pero sus canciones permanecerán por siempre en nuestros corazones”.